En Cristo hay sanidad
2018-03-25
1. Oración inicial
Precioso Dios, cuánto tiempo viví como paralitico dependiendo de otros, emocionalmente enfermo, pero hoy mi vida depende de ti, y soy guiado por tu palabra y tu Santo Espíritu, dando sanidad a mi alma. Puedo glorificar tu nombre con libertad y alegría de corazón. Gracias Señor, amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día”, Juan 5:1-9
3. Reflexiona
La solución para la enfermedad de este hombre estaba tan cerca de él, tal vez a no más de cinco metros de distancia, pero al igual que muchos hoy en día, este hombre había creado por treinta y ocho años una dependencia de otros sin lograr ningún resultado.
Nos corresponde examinar nuestra vida, si estamos convertidos en paralíticos por crear dependencias malsanas, esperado que otros hagan lo que yo puedo hacer, y sabiendo que la solución está cercana. La voz del Señor anuncia al oído diciendo: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). Es la misma voz que le dijo al paralitico: “Levántate, toma tu lecho, y anda”. Son palabras que nos llevan a tomar decisiones y actuar.
Si has escuchado la voz de Jesús tienes que levantarte ya, abrir la puerta de tu corazón y caminar con el Señor, con él encontrarás sanidad a tus dolencias, fortaleza a tu debilidad, seguridad a tus miedos, provisión a tu escasez y en la angustia Él te librará.
Parece absurda la pregunta de Jesús, ¿quieres ser sano? Pero para ti es la pregunta ¿Quieres recibir lo que el Señor te da? Es tu decisión.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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