Empezar bien el año nuevo

Señor, con mi corazón contrito y humillado te pido perdón por todos mis pecados, y te ruego me ayudes a perdonar a quienes me han ofendido, quiero que consumas todo resentimiento que daña mi vida, hoy quiero tener la verdadera libertad que da el perdón y vivir este año conforme a tu voluntad. Amen

«… se perdonen si alguno tiene queja contra otro…»

Para empezar el Año Nuevo con buen pie, tienes que dejar los viejos rencores que te están agobiando.

La amargura es la consecuencia natural de sentirse herido, mientras que el perdón es sobrenatural y necesita la gracia de Dios para ponerlo en práctica.

Recordemos las palabras de Jesús: “…Si no perdonáis sus ofensas a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”. Dios te perdona a diario tus pecados que sobrepasan cualquier cosa que tú tengas que perdonar a alguien.

Al perdonar, abres la puerta de una cárcel en la que tú eres a la vez el prisionero y el carcelero, liberándote a ti mismo y a la otra persona. Lo único que hacen los rencores es alejarte de los que fueron tus amigos, te acortan la vida, al producir unas enzimas dañinas que causan una serie de problemas de salud.

Un hombre le dijo a su consejero: ‘Cuánto me gustaría que mi hermano viniera a mi boda, pero no nos hemos hablado durante años El consejero le preguntó:‘¿Cuál es el motivo?’ El hombre reflexionó un momento y dijo: ‘Le puede parecer ridículo, pero la verdad es que no me acuerdo. Alejarse de alguien es la reacción normal de un espíritu que no quiere perdonar; pero el perdón da un giro a la situación, con la restauración y sanidad de las relaciones rotas. Se ha comprobado médicamente que el perdón alarga la vida.

Las personas que han sobrepasado los ochenta años, han vivido en paz consigo mismas, porque han aprendido a perdonar y a olvidar.