Emociones bajo el control del Espíritu Santo - Parte 1
2020-11-24
1. Oración inicial
«Gracias Señor, porque por la fe en Cristo, has colocado tu Santo Espíritu en mí, para vivir en comunión y que mis emociones no decidan mi vida, sino tu buena, agradable y perfecta voluntad, manifestada en tu Palabra. Amén»
2. Lee la palabra de Dios
“porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.” Santiago 1:20
“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”. Efesios 5:18
3. Reflexiona
Cuando obra la justicia de Dios en nosotros, obra por medio de la fe en Cristo, pero a veces retrocedemos (Hebreos 10:38), no que perdamos el don de justicia que nos ha sido dado en Cristo (Romanos 5:17), sino que permitimos que nuestras emociones nos controlen, y nos lleven a pensar y a actuar como lo haría el viejo hombre, ya crucificado en la cruz (Romanos 6:6), esto trae como consecuencia que perdamos el control, o mejor, que no cedamos el control al Espíritu de Dios, que nos guía a ser y practicar esa justicia de Dios.
Podemos perder el control de nosotros mismos (dominio propio), en alguna situación de la vida cotidiana, y esto es evidencia de que hemos cedido el control a nuestras emociones y no al Espíritu. La ira, el enojo, las malas respuestas, nos muestran que algo sucede, esto no significa que debamos permanecer de esta manera, o que no podamos con la ayuda del Espíritu Santo, volver a tener amor, paz y dominio propio.
La Palabra de Dios nos enseña a adornar nuestra vida, teniendo un espíritu suave y apacible, lo cual tiene mucho valor ante Dios (1 Pedro 3:3-4), y esto se trata, de no permitir que los falsos adornos de la vanidad, los placeres momentáneos, ni las emociones descontroladas, nos embriaguen, nos vuelvan insensibles para escuchar la voz de su Espíritu, adormeciendo nuestra conciencia espiritual.
Asi que, no perdamos el control, cedamos toda situación, todo pensamiento, toda acción a la guía del Espíritu de Dios que ilumina nuestra conciencia y nos ayuda a corregir nuestro rumbo, y nos recuerda que somos hijos del Altísimo y si hijos, ya no esclavos de nuestras emociones, sino herederos de Dios y coherederos con Cristo (Romanos 8:16-17)
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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