El verdadero amor
2016-05-24
1. Oración inicial
Padre, hoy te pido me restaures, restaures mi hogar, quites de mi vida todo aquello que no te da la gloria, todo aquello que compite contra tu amor, por doloroso que sea, sé que tu me levantarás y me sostendrás
2. Lee la palabra de Dios
«Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos. Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme.», Juan 21:15-19
3. Reflexiona
El Señor Jesús pregunta a Pedro, si lo ama, llamándole por su antiguo nombre “Simón, hijo de Jonás”, para que Pedro recordara lo que la Gracia había hecho por él.
Podemos ir a la iglesia, cantar alabanzas al Señor, realizar actividades, pero eso no es sinónimo de que amamos al Señor, el Señor reitera esta pregunta tres veces, porque para Él es prioritario, cuando el pregunta ¿me amas?, está preguntando acerca de si mismo, de lo que verdaderamente hay en nosotros pues quien ama, cree, y ningún hombre puede amar a un Salvador en quien no cree. Es un asunto vital, no importa la posición ministerial, social, académica, laboral, en la que nos encontremos, esta simple pregunta debe ir al mismo centro y soporte de nuestra vida, ¿realmente amamos al Señor? Esto develará, desnudará, lo que verdaderamente hay en nosotros, no se trata tampoco de ponernos en la posición de dudar del amor de Dios, pues El es el que derrama su amor en nuestro corazón, pero El amor del Señor es como una medicina, amarga al principio pero causa sanidad, al principio enfrentarnos a nuestra realidad, a nuestro verdadero estado es doloroso, pero luego de ser disectados como sacando un mal tumor en nuestro interior, El Señor Jesús, nos restaura, ¿como?, nos pide que le sirvamos. Que enorme honor, le servimos por gracia, no por nuestro estado actual, si no por que el lo dice, lo ordena y crea en nosotros el querer como el hacer. Por último, nos levanta de nuestra silla de tristeza, diciéndonos “sígueme”.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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