El siervo sufriente
2016-08-31
1. Oración inicial
Amado Señor, hoy mereces toda mi alabanza y adoración por ese acto de amor tan inmenso, diste tu vida en la cruz por la salvación de todos, te humillaste hasta la muerte y te despojaste de tu gloria y tu magnificencia, para ser un simple humano, un siervo sufriente. Te amo Señor Jesucristo. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca”, Isaías 53:3-7
3. Reflexiona
Dios le habla a Isaías de un “siervo sufriente” que surgiría de Israel para llevar luz a todas las naciones. Los judíos eruditos trataron de descifrar estos pasajes durante siglos, más cuando Jesús apareció en la tierra, no lo reconocieron.
Isaías presenta al siervo como el libertador de la raza humana. Pinta un cuadro del Mesías, no como un héroe, sino como un siervo sufriente. Un Mesías que es exaltado y luego despreciado. Un Mesías que humildemente se sacrificó a sí mismo por toda la humanidad, que fue llevado como oveja al matadero. Si hubiéramos sido judíos en los tiempos de Jesús, quizás nos hubiéramos sentido defraudados por un Mesías así, pues todos esperaban un gran rey que los libertara.
Su sufrimiento fue un horrible acontecimiento, que no careció de propósito. Jesucristo cumplió en forma específica todas las profecías de Isaías, esto debe darnos una fuerte evidencia de la confiabilidad de la Palabra de Dios.
El apóstol Pablo hace la misma descripción de este “siervo sufriente” en su carta a los Filipenses. Jesucristo es Dios en forma humana. Vino a entregarse hasta la muerte por la salvación de todos. Por eso, es digno de nuestra adoración y devoción más profunda. Por su acto amoroso de sacrificio, nos liberó de la condenación eterna. Mediante su sufrimiento logró una gran victoria. Su muerte hizo posible un futuro para nosotros.
Pidamos que forme en cada uno, esas virtudes que hicieron brillar su vida mientras estuvo en la tierra. Hoy como Felipe, en el Nuevo Testamento hace 2000 años, atrevámonos a dar testimonio acerca del Salvador sufriente y demos la oportunidad a otras personas, que abran la puerta de su vida a Jesucristo y entiendan que el evangelio ya se cumplió plenamente en Él. Es la única esperanza para este mundo.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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