El Señor atiende nuestra oración
2018-08-29
1. Oración inicial
Bendito Dios, Jehová de los ejércitos, tuyo es el poder, la gloria, la victoria y el honor; en ti se regocija todo mi ser, por cuanto me has dado la salvación, tu eres mi alto refugio y mi fortaleza. A ti clama mi alma para que conduzcas la historia de nuestro pueblo y seamos guardados en tu mano. Gracias Señor, amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en Jehová, Mi poder se exalta en Jehová; Mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, Por cuanto me alegré en tu salvación. No hay santo como Jehová; Porque no hay ninguno fuera de ti, Y no hay refugio como el Dios nuestro. No multipliquéis palabras de grandeza y altanería; Cesen las palabras arrogantes de vuestra boca; Porque el Dios de todo saber es Jehová, Y a él toca el pesar las acciones” “El guarda los pies de sus santos, Más los impíos perecen en tinieblas; Porque nadie será fuerte por su propia fuerza”, 1 Samuel 2:1-3,9
3. Reflexiona
La Biblia cuenta de personas que cambiaron la trayectoria de la historia por medio de la oración; personas que oraron ardientemente, y Dios contestó. Ejemplos: Ana la estéril, oraba largamente, derramando su alma delante de Jehová, suplicando por un hijo de tal manera que el sacerdote la tildó de ebria por el fervor de su petición, y Dios le concedió un hijo que fue el gran profeta Samuel. Isaac oró a Jehová por su mujer, también estéril, Dios lo escucho y concibió Rebeca; fueron dos hijos, uno de ellos Jacob, quien luego Dios le cambio el nombre por Israel y de él se forma la nación de Israel. Ezequías, rey de Judá oró a Jehová de los ejércitos, cuando su ciudad era amenazada por el ejército invasor de los asirios comandados por Senaquerib. Todo el ejército de Senaquerib fue destruido y la nación fue librada por una generación más. Jesús oró junto a la entrada de la tumba de Lázaro, y el que había estado muerto durante cuatro días salió, vivo. El ladrón crucificado oró, y Jesús le aseguró que aquel mismo día iba a estar con Él en el paraíso. Pablo oró, y nacieron iglesias en Asia Menor y en Europa.
Nuestra fervorosa oración puede cambiar el rumbo de nuestra historia, pero que no nos sorprenda la mañana con oraciones apuradas, la tarde con el olvido completo de la oración y en la noche en medio del cansancio solo balbuceemos media palabra. Es tiempo de cambiar vidas con perseverancia y persistencia en la oración. La historia ha cambiado una y otra vez a causa de la oración, y puede cambiar nuevamente si hay personas como usted y yo, que se ponen de rodillas ante Dios. ¡No espere más, hágalo ya!
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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