El reino de Dios: Perla preciosa
2016-01-18
1. Oración inicial
Señor Jesucristo, Gracias porque me rescataste de una manera vana de vivir, en medio del pecado; pues tú pagaste un precio tan alto para que hoy, yo hiciera parte de tu iglesia, tu perla preciosa. Cuan perfecto es tu amor al darlo todo por mí, Gracias Señor. Amen
2. Lee la palabra de Dios
“También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró”
3. Reflexiona
Hay un refrán que dice: Al que nada le cuesta todo lo vuelve fiesta. Es cierto, apreciamos una cosa según lo que nos costó. De esta manera Cristo aprecia a la Iglesia por lo que le costó poseerla. Él “amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella”, pagando un altísimo precio, es decir, todo lo que tenía. Renunció a todo: su lugar, su paz, su gloria, todos sus derechos como Hijo de Dios y, por encima de todo, se dio a sí mismo. La Biblia dice: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.
No podía dar más que su vida, no podía hacer más ni soportar más. Su amor fue puesto a prueba al extremo, pero él permaneció como una roca. “Las muchas aguas no podrán apagar el amor”
Jesús pensó en la Iglesia desde la eternidad. Para él, ella era la perla preciosa que su corazón deseaba. Dio todo lo que tenía para poseerla.
Él apreció el valor de esa perla antes de comprarla. Quería poseerla, cualquiera fuera su precio. ¡Cuán maravilloso es su amor! Él vio algo hermoso en aquellos que estaban en sus pecados y habían caído en la pobreza moral y la indignidad. La Palabra de Dios afirma: “Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros”
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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