El poder del Evangelio
2016-01-07
1. Oración inicial
Señor, Hoy doblego mi altivez delante de ti, si me he apenado por tu Palabra, perdóname. Hoy estoy plenamente convencido que en tu Palabra hay Poder divino para transformar el corazón perverso y colocar un espíritu recto dentro de mi Te amo Señor. Amen
2. Lee la palabra de Dios
“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”
3. Reflexiona
Pablo al afrontar la prueba de visitar la capital del imperio romano, lo hacía plenamente confiado en el poder del evangelio para salvar a todo aquel que pusiera su fe en Jesucristo como Salvador y Señor.
Roma, una ciudad sofisticada, centro del poder mundial. ¿Pablo, cómo puede compararse con el esplendor de un emperador apoyado por legiones de soldados? Pero el evangelio “es potencia de Dios para salud a todo aquel que cree”. Pablo no se avergüenza del evangelio, porque conoce su poder.
El emperador disfruta de gran poder, pero es un poder transitorio y limitado. El poder de Dios no tiene límites, es eterno y no debe haber temor alguno al predicar el evangelio.
Pablo ha visto el poder el evangelio. Lo ha experimentado camino a Damasco, adonde iba a perseguir cristianos. En vez de condenar a Saulo, Jesús utilizó su poder para redimirle (Hechos 9). El poder de Jesús se manifestó en esa ocasión por la luz brillante que cegó a Saulo y la voz que bajó del cielo. Desde entonces, Pablo ha visto el poder de Dios manifestado de muchas maneras. Ha visto a gente sanada y a gente convertida. Ha sido liberado de prisión por un terremoto. Ha predicado con éxito en lugares inesperados. Ha sobrevivido cantidad de peligros. Ha visto la mano de Dios una y otra vez. ¿Cómo puede estar avergonzado del evangelio?
Testifiquemos a otros de lo que Dios ha hecho y quiere hacer por medio de Jesucristo. Dios sigue en la tarea de salvar a la humanidad de la vana manera de vivir, la ruina, y la perdición de la vida sin Cristo.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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