El poder de la alabanza

Señor Jesucristo, me has dicho que contigo soy más que vencedor, anímame a confiar siempre en ti y ayúdame a librar la batalla contra mis enemigos espirituales con el glorioso poder de la alabanza. Amén.

“y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios. Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros”. 2 Crónicas 20:15, 22

Cuando nos encontramos en problemas difíciles que se convierten en gigantes imposibles de vencer, es cuando debemos poner toda nuestra confianza en el Dios poderoso que tenemos. En este pasaje, el pueblo de Judá estaba asustado porque el ejército enemigo era superior en número. Pero el rey Josafat recurrió al Dios de los ejércitos para que lo respaldara con ayuno y oración pregonándolo por toda la nación y clamó junto con su pueblo. La respuesta no se hizo esperar. El Señor les prometió su respaldo: “Así ha dicho Jehová: No temáis ni desmayéis delante de esta multitud tan grande, porque la batalla no será vuestra, sino de Dios”. Ese día solo debían de alabar a Dios con gran voz y marchar, el Señor se movió en medio de la alabanza de su pueblo confundiendo a los enemigos que se exterminaron entre sí.

Esta promesa nos recuerda que no estamos solos, que a nuestro lado está el Señor grande y poderoso. Hay situaciones en la vida en las que sólo Dios puede actuar.

Recordemos lo que dice Zacarías 4:6 “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”. Cuando tenemos temor por las circunstancias y nuestra fe se debilita debemos buscar el rostro de Dios y dejar todo en sus manos.

No debemos temer a los ataques del enemigo. Si nuestra vida está fundamentada en la fe en Jesucristo y lo alabamos a pesar de los problemas, estaremos mostrando nuestra confianza en su poder y nos dará la victoria sobre nuestras luchas. Quizás no estemos batallando contra un ejército, pero todos los días debemos enfrentarnos a la tentación, la presión y las huestes espirituales de maldad que buscan nuestra caída. Recordemos que tenemos al Espíritu Santo, que nos da la fuerza y la sabiduría para vencer.

El poder de Dios se activa por medio de la alabanza.