El Perfecto Mediador. Primera parte
2020-06-16
1. Oración inicial
«Señor Jesús, gracias por ser el Mediador perfecto, el único que hizo posible mi relación con Dios, gracias por quitar el abismo que me separaba de mi Padre celestial y porque ahora puedo acercarme confiadamente para entrar en su presencia santa e interceder delante de ti a favor de los que te necesitan. Ayúdanos a entender que la oración es tan poderosa que puede cambiar las circunstancias. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé”. Ezequiel 22:30
“Y vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese; y lo salvó su brazo, y le afirmó su misma justicia”. Isaías 59:16
“Miré, y no había quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase; y me salvó mi brazo, y me sostuvo mi ira”. Isaías 63:5
3. Reflexiona
Según la Palabra no hubo ninguno que fuera lo suficientemente digno para interceder delante de Dios a favor del pueblo de Israel. El vallado del que se habla aquí es espiritual, de gente fiel que une sus esfuerzos en oración para resistir el mal. Pero Dios no encontró a nadie que pudiera guiar a su pueblo de vuelta a Él. No fueron suficientes los rituales religiosos de esa época porque los mensajes que daban los sacerdotes de entonces se basaban en sus opiniones y no en la voluntad de Dios. Lo que el pueblo necesitaba de verdad era una reconstrucción espiritual donde no caben las apariencias, sino el vivir realmente en los caminos de Dios obedeciendo sus mandatos. Cuando vivimos una vida religiosa de apariencia, sólo tratamos de cubrir los pecados con una falsa piedad que al Señor no le agrada.
Igual que en los tiempos de Ezequiel Dios está buscando hombres y mujeres que intercedan a favor de este mundo y no quisiéramos oír de Él: “no los hallé”. El pararse sobre la brecha es una metáfora que alude a la acción de interceder. Hay una brecha entre Dios y el hombre que un intercesor intenta reparar.
Si miramos los pasajes de Isaías vemos que Dios, al no encontrar un mediador humano calificado para representar al caído Israel, provee su propia salvación. Se coloca encima la armadura de soldado para enfrentarse a los enemigos y a quienes no se arrepienten y trae salvación a los que lo reconocen. En tiempos de Ezequiel el mismo Dios dice que todo lo que estaban sucediendo podía haberse evitado si tan sólo hubiera uno que intercediera a favor de la tierra.
Si entendiéramos el poder de la intercesión, haríamos que muchas cosas a nuestro alrededor cambiaran y quizás evitaríamos muchas circunstancias difíciles.
Dios siempre buscó mediadores ángeles, patriarcas, profetas, reyes y sacerdotes para obrar a nuestro favor, pero se cansó de la dureza del corazón de los hombres y tuvo que tomar la decisión más difícil y trascendental de la historia para poder salvarnos, enviar a su propio Hijo como el único calificado, apto y totalmente bueno para ser el Mediador de un nuevo pacto. Jesús cumplió a cabalidad su misión en la cruz, se paró en la brecha que nos separaba del Padre quitando todo abismo que se interponía y darnos acceso directo a su presencia.
Fue el único mediador que satisfizo la demanda divina. Y Ahora sentado a la diestra del Padre sigue intercediendo en favor de nosotros. Igualmente nos ha dado el ministerio de la intercesión para que estemos delante de Él, a favor de otras personas que necesitan que oremos por sus necesidades y para este mundo en decadencia sea iluminado por la luz de Cristo. Ojalá cuando el Señor nos busque para interceder nos halle dispuestos.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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