El Padre que ama
2016-02-15
1. Oración inicial
Amado Padre, gracias con amarme con amor eterno, gracias por corregirme y guiarme por las sendas de justicia, por enseñarme lo correcto para que no tropiece y me haga daño. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
«Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados».
3. Reflexiona
Se piensa a menudo que los términos: “disciplina y condena” significan lo mismo, pero son diferentes. La confusión generalmente se deriva de nuestros padres, quienes nos disciplinaban en amor, pero que a veces nos condenaban con ira y frustración. Entonces nosotros proyectamos esas características sobre Dios, y suponemos que Él actúa de la misma manera. Pero nada puede estar más lejos de la Verdad. Este error del legalismo debe ser corregido a fin de que las personas aprendan a descansar en la gracia de Dios.
“Condena es la pena impuesta a un delincuente por una mala acción. Es darle a alguien lo que merece, retribución en vez de corrección. La condena mira hacia el pasado, a la ofensa, es impersonal y busca la administración de la justicia”.
“La disciplina es totalmente diferente, es entrenamiento que desarrolla control propio, carácter y habilidad, Es mirar hacia adelante a un resultado beneficioso es personal y es un ejercicio continuo”.
Aunque parecen que la condena y la disciplina a veces se sienten igual, su diferencia es la actitud y el objetivo con que se administra. La una va encaminada a la ira y la indignación y su objetivo es la justicia, mientras la otra es amor y su objetivo es el beneficio y el desarrollo personal.
Cuando somos sometidos a pruebas a veces tendemos a agotarnos y a debilitarnos, pero lo cierto es que los cristianos no debemos desmayar bajo las pruebas. Y aunque muchas veces el enemigo usa perseguidores e instrumentos para que suframos, la disciplina divina, nos muestra que nuestro Padre tiene el control de todo, no debemos entonces entristecernos sino soportar con fe y paciencia. Dios actúa como un padre y a través de las pruebas quiere corregir el pecado de sus hijos. La corrección de Dios no es condenación, quiere perfeccionarnos para que llevemos vidas santas. Nunca es agradable ser corregido y disciplinado por Dios pero su disciplina es un indicio de su profundo amor por nosotros.
¿Quién es el padre que más ama a sus hijos? ¿El que les permite hacer algo que les hace daño o el que los corrige y disciplina para que aprendan lo correcto?
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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