El mensaje de salvación es para todos

Señor, tienes el poder para cambiar vidas, dame la fe suficiente para creerlo y saber que sigues transformando el corazón de cualquier persona. Tú no excluyes a nadie, tu salvación es para todo aquel que decida creer. Permíteme seguir el ejemplo de los varones de Chipre y Cirene, no hacer acepción de personas y llevar el evangelio a donde quiera que vaya. Amén.

“Pero había entre ellos unos varones de Chipre y de Cirene, los cuales, cuando entraron en Antioquía, hablaron también a los griegos, anunciando el evangelio del Señor Jesús. Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor. Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén; y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquía. Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor”, Hechos 11:20-23

Algunos creyentes que fueron a Antioquía desde Chipre y Cirene comenzaron a predicar el evangelio a los gentiles y un gran número de ellos creyó y se convirtieron al Señor. Bernabé fue escogido por la iglesia de Jerusalén para que fuera a Antioquía a ver qué estaba pasando y cuando llegó vio las pruebas de la bendición y cómo el evangelio llegó a los gentiles y los animó a permanecer firmes en el Señor.

Jesús desde un principio lo había dicho en Mateo 28:19 “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Los gentiles iban a entrar al reino de Dios.

A los judíos cristianos les faltó fe para creer que el mensaje de la gracia de Dios tenía poder para salvar a los gentiles. Los consideraban demasiados inmorales e idólatras, por eso la iglesia de Jerusalén no le había creído al Señor Jesucristo y en un principio no se esforzaron por evangelizar el mundo gentil.

Fue entonces cuando se levantó Saulo de Tarso y comenzó a perseguir y a destruir la iglesia, pero Dios usó la persecución para sus propios propósitos. Los cristianos de Jerusalén tuvieron que huir ante la persecución y se vieron obligados a llegar a otras ciudades, donde sólo les hablaban el evangelio a los judíos.

Pero aquí hay una excepción, vemos que los creyentes que fueron a Antioquía hablaron de Jesús a los gentiles y estos respondieron al llamado del evangelio. Estos creyentes de los que no sabemos sus nombres, cambiaron la historia de la iglesia, de ahí en adelante empezó a abrir las puertas a los gentiles. Debemos entender que el evangelio es para todos, por lo tanto no excluyamos a ninguno que esté afuera, el plan de salvación es para toda la humanidad y ahora somos los instrumentos que el Señor quiere usar para llevar su mensaje de amor y reconciliación a cualquier lugar. ¿Cuántos estamos dispuestos a decir: envíame a mí?