El mayor enemigo. Parte 2

Señor, perdóname porque he hecho lo malo, necesito que transformes mi mente, que limpies mi corazón y tomes el control de mi vida. Amén.

«Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.» Marcos 7:21-23
«Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas.
El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.» Lucas 6:44-46

El más grande enemigo de tu vida no es tu esposa, ni tu suegra, ni tu familia, ni tu vecino, ni el gobierno; el mayor enemigo está dentro de nosotros. Nadie lo denuncia, todos lo defendemos y lo justificamos; cuando por ejemplo tenemos un problema con otra persona, nos culpamos el uno al otro, pero no vemos que en realidad cada uno tiene su responsabilidad. Es fácil echarle la culpa y juzgar a otros, ocultar ese peor enemigo que somos nosotros mismos, diciendo que no somos del todo malos, que tenemos cosas buenas y malas, cuando la Biblia nos enseña todo lo contrario. Esto duele, pero es la verdad, la única forma de ser “buenos”, es siendo limpiados y justificados en la sangre del cordero de Dios que quita el pecado; sólo en Cristo somos santos. El Señor Jesucristo nos enseña que dentro del corazón del hombre es que sale o surge todo lo malo, y que no podemos tener buenos frutos si no tenemos un corazón bueno.
Aceptemos hoy nuestra responsabilidad personal, como enseña la Palabra en Ezequiel 18:20, busquemos un arrepentimiento real y contundente, pidamos a Dios que cambie nuestro corazón si aún practicamos el pecado, es momento de entregar nuestra vida y nuestro corazón a Cristo.