El lenguaje de la fe
2018-07-06
1. Oración inicial
Amado Señor Jesucristo, si mi fe está débil y me siento deprimido, frustrado o incrédulo por las circunstancias que me rodean, llévame de regreso a tu Palabra y ayúdame a confiar en tus promesas, fortalece mi fe y cambia mi lenguaje para testificar con poder. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían. Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos. Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos. Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista. Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?”, Lucas 24:25-32
3. Reflexiona
Jesús se les apareció a dos discípulos que iban camino a Emaús el mismo día en que resucitó, sin embargo ellos no lo conocieron. Quizás el Señor lo dispuso así para escuchar su conversación. Estaban tristes, temerosos por la muerte de su Maestro y dudaban de su resurrección. A veces podemos debilitarnos en la fe y permitir ante los problemas que la tristeza y la aflicción enceguezcan nuestros ojos espirituales. Esto impide que veamos al Señor Jesucristo a nuestro lado.
En nuestra fragilidad humana constantemente luchamos al enfrentar nuestra fe con las circunstancias y dificultades que nos rodean. Esto nos lleva a tener un lenguaje negativo y a interpretar angustiosamente cualquier situación o a tener un lenguaje de desesperanza que nos llena el corazón de incredulidad. La solución para esto es volver los ojos a las Escrituras, como lo hizo Jesús mientras caminaba con ellos; les hizo un recuento de lo que se decía de Él en el Antiguo Testamento.
Si estuviéramos más atentos a las promesas y las recordáramos más a menudo, no entraríamos en tanta incertidumbre cuando nos enfrentáramos a las pruebas, confiaríamos más en el Señor y en su Palabra que nos enseña el lenguaje de la fe.
Los discípulos lo reconocieron cuando habló el lenguaje de bendición. El lenguaje celestial debe producir ardor en el corazón y debe abrir los ojos espirituales. Cuando esto sucede estaremos dispuestos a servir al Señor. Los dos discípulos fueron impactados por el Cristo Vivo y en vez de huir regresaron a Jerusalén con otros cristianos para testificar con poder de la resurrección de su Maestro.
Recordemos que forasteros son todos aquellos que no saben de la muerte y los padecimientos de Jesús y los que tenemos el conocimiento de Cristo crucificado y resucitado debemos tratar de difundir ese mensaje. Dejémonos tocar por su presencia gloriosa y hablemos de Cristo.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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