El ladrón

Señor, gracias por la vida que me has dado y por tu Palabra que me permite vivir confiado y seguro, cuando persevero en ella. Amén

“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”
S.Juan 10:10 .

El Señor quiere que tengamos una vida abundante, vida eterna por medio de la fe en Él, el ladrón en contraste nos quita vida y nos roba la abundancia con la que podemos vivirla.
¿Cómo hace el «ladrón» para robarnos?, él llega cuando estamos dormidos espiritualmente, es decir, cuando no estamos vigilantes por medio de la oración diaria y el estudio de la Palabra, lo cual nos permite estar conectados a la fuente de amor y luz.
Aprovechando el adormecimiento espiritual, por medio de la mentira, nos roba la paz, para que tratemos de resolver en nuestra fuerza sin tener en cuenta a Dios. Nos roba la seguridad que tenemos cuando confiamos en Jesús, acusándonos de nuestros errores para que vivamos llenos de culpabilidad, queriendo que olvidemos que ya fue pagado él precio por nuestras iniquidades y que somos libres del poder del pecado, por lo tanto, no tenemos porque seguir pecando.
Nos llena de temor, para que disminuya la fe y la esperanza, influenciándonos para que nos dejemos llevar por los afanes del mundo, en busca de soluciones rápidas e inútiles que terminan en pecado. Pero cada vez que nos sintamos agobiados por el maligno, recordemos que Jesús ya venció al ladrón, que nos dio herramientas para vivir una vida plena en medio de las dificultades. Llevemos todo pensamiento y todo argumento que no esté de acuerdo con los principios Bíblicos, a Cristo, que nuestra seguridad y tranquilidad esté refugiada y sustentada en lo que Dios dice, no en lo que el mundo enseña.