El gozo del Señor
2015-12-18
1. Oración inicial
Padre Eterno, solo tu presencia me da plenitud de gozo, ese gozo que sobrepasa todo entendimiento y pese a las circunstancias me regocijo en ti, tierno y dulce Padre. Te amo Señor. Amen
2. Lee la palabra de Dios
“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!”
3. Reflexiona
El ser humano continuamente busca felicidad, busca estar contento, y disfrutar los días de su vida, por eso la búsqueda de la realización personal y de situaciones agradables es lo que todos deseamos. Lamentablemente, nos sucede a diario que debemos enfrentar momentos grotescos, tristes o incómodos.
En una situación favorable, exitosa o triunfante, es fácil estar alegre, pero cuando la enfermedad aparece, el trabajo falta, la nevera está vacía, la casa está solitaria, o los proyectos se frustran, es difícil estar contento.
Pareciera que Pablo no tenía ningún problema cuando les pide a los filipenses que estén gozosos. Es fácil hacer un pedido así desde una playa bronceándose al sol. Pero no era la situación de Pablo. Este hombre de Dios escribe estas líneas estando en una oscura, sucia y solitaria cárcel, golpeado, adolorido y sin certeza sobre su futuro. No la estaba pasando nada bien. Y sus circunstancias eran muy tristes y dolorosas. Sin embargo este ejemplo de hombre, nos pide que nos regocijemos. Y marca una enorme diferencia entre la alegría y el gozo.
La alegría se sustenta en las cosas que tenemos, por eso es transitoria. El gozo en cambio, se sustenta en Dios, que es permanente, que no cambia. ¿Cómo podéis estar gozoso cuando las circunstancias que te rodean son desfavorables? Pues, solo en su presencia tenemos plenitud de gozo, el gozo que no depende de las circunstancias, sino de la intimidad y el amor de Cristo que permanecen para siempre.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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