El Espíritu del Señor está sobre mí
2022-01-09
1. Oración inicial
«Padre, que tu gracia derramada en mí, tu amor y tu Espíritu sean los que obren cuando me cruce con una persona necesitada de ti; ayúdame a no acusar, juzgar ni condenar; recuérdame que yo me encontraba en la misma situación y que fue solo por tu misericordia que fui perdonado, sanado, restaurado y ahora llamado tu hijo. Gracias por amarnos tanto y enviar a Jesucristo para el perdón de nuestros pecados. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor”. Lucas 4:18-19
3. Reflexiona
El evangelio del Señor Jesús es de salvación y no de condenación, de libertad y no de opresión, de buenas y no de malas noticias. Vemos a lo largo de los evangelios que Él realizó muchas sanidades, perdonó pecados y liberó a personas atadas por diversos espíritus. Cuando le preguntaron a los discípulos del Señor, por qué Él comía con publicanos y pecadores, dice Mateo 9:12-13 “Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.»
Resulta que en la época de Jesús, los sacerdotes y maestros de la ley hacían muchos sacrificios, rituales, fiestas y cosas llamativas para ser vistos y que la sociedad pensara que eran temerosos de Dios, pero creían que personas como publicanos, leprosos, prostitutas y otros afectados por el pecado, debían estar aislados, para ellos, estás personas merecían castigo. Entonces por eso les sorprendía que Jesús diciendo que era el Hijo de Dios y predicando la Palabra no hiciera lo mismo que ellos hacían, de hecho, los confrontaba y en cierta ocasión los comparó con sepulcros blanqueados, porque por fuera se mostraban hermosos, es decir, justos a los hombres, pero por dentro estaban llenos de hipocresía e iniquidad (Mateo 23:27-28).
Recordemos que, a seguir la doctrina del Señor, es a lo que nosotros estamos llamados, a predicar su evangelio, a que amemos al prójimo como a nosotros mismos. Se nos ha dado el mismo Espíritu de Dios que estaba sobre Jesucristo, por eso, como nos dice el versículo de hoy, nuestra misión es llevar la buena noticia a los pobres, sanar a los quebrantados de corazón, anunciar libertad a los que por el pecado están presos y oprimidos, dar vista a los ciegos espirituales y a predicar que este nuevo año Dios quiere sanar, perdonar y liberar. Esto agrada más a Dios que ritos y sacrificios externos.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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