El día del Señor
2016-09-14
1. Oración inicial
Amado Señor, triunfaste para siempre en la cruz y te sentaste victorioso y poderoso a la diestra del Padre. Así como te fuiste en una nube, has prometido que volverás en majestad y gloria por tu iglesia. Para estar conmigo y con mis hermanos por la eternidad. Dame un corazón puro y un espíritu recto para esperar tu venida. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con engaño”, Salmo 24:3-4
“No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar”, Isaías 11:9
“Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”, Hechos 1:9-11
3. Reflexiona
Dios en su Palabra a través de los profetas, ha revelado infinidad de verdades. Mucho de su revelación se ha cumplido; mucho queda por cumplirse. Pero podemos estar seguros de que se cumplirá. Algunos cristianos sienten temor del “día del Señor” y cómo se manifestará en relación con todo lo que está sucediendo en el mundo hoy. Pero no debemos temer, sino regocijarnos en sus promesas; pues aunque en ese día habrá un juicio en la tierra, también habrá salvación y paz para todos los que creen en Él.
Recordemos que más allá de la nube, resplandece la luz. El Señor purificará a su pueblo, restaurará su dicha, se regocijará sobre ellos, los engrandecerá. Sofonías 3:16-17 dice: “En aquel tiempo se dirá a Jerusalén: No temas; Sion, no se debiliten tus manos. Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos”.
Los que anhelamos la venida del Señor, debemos saber que el Señor quiere nuestro corazón puro y nuestras manos limpias. Es decir una iglesia pura y sin mancha. Puede ser aterrador pensar en este día, especialmente para aquellos que están lejos de Dios; pero para los hijos sinceros de Dios que buscan su gloria, será un día de consuelo y de regocijo. Es el momento de examinar nuestro corazón, busquemos el toque purificador del Espíritu Santo. Pidámosle que consuma con su fuego todo lo que nos impida estar limpios y en comunión con Dios.
Todas las promesas hechas a nosotros, han tenido pleno cumplimiento en el evangelio de Jesucristo. Nuestra conversión y restauración personal, deben evidenciar que el Señor está preparando a su Iglesia, para los tiempos felices por venir. Sabemos que antes de su gloriosa venida, los cristianos tendremos aflicciones, persecución y reproche de parte del mundo. Pero el Señor nos salvará, nos tratará con amor y nos recompensará por haber sido despreciados por causa de su Nombre.
La gloria y la dicha de los creyentes serán perfectas, inmutables y eternas, cuando seamos liberados de las penas terrenales y llevados a la bendición celestial.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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