El deseo del corazón de Dios
2021-08-27
1. Oración inicial
«Amado Padre, gracias por el deseo de tu corazón de que todos los hombres sean salvos y te conozcan; quiero ser parte de ese propósito y comprender que me escogiste y me llamaste para ser un embajador tuyo, llevando la palabra de reconciliación para que muchos se conviertan de sus malos caminos y alcancen la vida eterna. Haz que mis planes personales se alineen con tu Plan de Salvación y que siempre haga tu voluntad en esta tierra. En Cristo Jesús, Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?” Ezequiel 33:11
“Que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación”. 2 Corintios 5:19
3. Reflexiona
La Biblia siempre presenta a un Dios que desea que todos los hombres se vuelvan a Él y se salven, porque su amor es infinito y se deleita en misericordia; pero, aunque Dios siempre tiene la iniciativa y hace todo lo imposible para acercarse a nosotros, la decisión a favor o en contra de volvernos a Él depende de cada persona.
Dios deja muy claro cuál es su propósito con la humanidad y el apóstol Pedro nos lo recuerda en 2 Pedro 3:9 “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. Esto nos muestra la bondad y la paciencia de nuestro amoroso Dios que está esperando que muchos conozcan el evangelio y se conviertan, por eso, aunque la promesa de su regreso está por cumplirse, el Señor sigue dando la oportunidad a este mundo para que se arrepienta. La responsabilidad final recae sobre nosotros, pues el Reino de Dios está abierto para todos sin exclusión, aquellos que quieran entrar porque han puesto su fe en el Hijo de Dios.
Juan 3:17-18 nos dice “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en Él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”. Dios nos ha dado su provisión de salvación a través de su Hijo Jesucristo, quien se entregó en una cruz para quitar el pecado del mundo y restaurar nuestra relación con el Padre. La decisión de aceptar lo que Jesús hizo y creer en Él depende solo de los seres humanos.
El Señor Jesús inició la siembra de la palabra del Reino, después los discípulos serían comisionados para continuarla. Si nos preguntamos ¿por qué el Señor nos escogió y nos llamó a ser cristianos?, debemos entender que lo hizo para cumplir su propósito en este planeta de llevar el mensaje de reconciliación a todos los hombres. Ahora, cada creyente es el comisionado para extender su Reino como dice 2 Corintios 5:20 “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios”.
Entender por qué fuimos llamados, nos aclara el propósito de lo que Dios quiere hacer a través de nuestras vidas. Siempre le decimos que queremos hacer su voluntad, entonces ¿estamos dispuestos a colaborarle a Dios para cumplir su plan de salvación? Dios usará todo de nosotros, nuestra vida, nuestra profesión, nuestros recursos y nuestras habilidades, así como el entorno donde nos ha colocado, pidámosle que seamos sensibles a su voz para que nos lleve a las personas que necesitan de Él.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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