El desamor mata
2021-12-18
1. Oración inicial
«Padre, ayúdame a buscar la restauración y la reconciliación con las personas a las que he ofendido o me han ofendido, coloca en mi corazón tu paz y en mí la humildad suficiente para reconocer mis errores y olvidar la ofensa. Quiero tener la misma actitud y sentir de Cristo, quien sufrió terribles dolores y ofensas, pero prefirió callar por amor, perdonar y ofrecerse en sacrificio por mi. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego. Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda” Mateo 5:22-24
3. Reflexiona
El griego en que fue escrito el evangelio emplea un término arameo que era una exclamación de gran desprecio que usaban los judíos en tiempo de Cristo: Si le dices a tu hermano: “Raca”, esto quiere decir que si te enojas y tratas con desprecio a tu hermano, lo estás matando en su interior, ya que en el contexto del pasaje inicia con “Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio.” (Mateo 5:21). Es decir, el Señor Jesús explica que las malas actitudes hacia nuestro prójimo, los insultos, las malas palabras, causan una herida profunda que se iguala o es comparable a cometer un asesinato. Si actuamos de esta manera somos culpables y dignos de juicio, debemos buscar, por tanto, a nuestro prójimo y reconciliarnos con él.
Esto lo confirma el apóstol Juan, cuando por el Espíritu escribe “Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él.” (1 Juan 3:15), es decir, esta actitud de aborrecer a nuestro hermano, es un acto que practican los incrédulos y no debe permanecer en nosotros, los hijos de Dios. Recordemos que lo contrario a aborrecer es amar.
Si en nuestra oración diaria, nos damos cuenta de que tenemos un conflicto o que nuestro hermano tiene algo contra nosotros, vayamos sin demora, con un corazón lleno de humildad y bondad, a buscar reconciliación, esforzándonos por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz (Efesios 4:3). Si luego de dialogar con tu hermano, en la guía del Espíritu, hay paz en tu corazón y paz en el corazón de tu hermano, habrás conseguido poner en práctica, de verdad, el amor de Cristo, este amor que restaura, consuela y da vida, contrario al desamor que mata.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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