El control absoluto de Dios

«Padre, Señor y Dios nuestro, creador del universo y todo lo que él contiene, todo lo llenas con tu gloria, en ti vivimos, nos movemos y somos, y todas las cosas son de ti, por ti y para ti; todo nuestro ser y toda nuestra vida está en tus manos y por la gracia que nos es dada en nuestro Señor Jesucristo y por tu Santo Espíritu que mora en nosotros, nuestra fe, nuestra confianza y nuestra esperanza eres solamente tú Señor; has en nosotros, con nosotros, por nosotros y sobre nosotros solamente tu santa preciosa y perfecta voluntad. Amén.»

“Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.” Colosenses 1:16

“Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos;” (Hechos 17:28a)

“Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.” (Romanos 11:36)

Un Dios que creó todas las cosas y todo lo que creó es de él, por él y para él; un Dios que todo lo llena con su gloria y un Dios en el que vivimos nos movemos y somos, es natural que tenga el control absoluto de todo lo que existe. Siendo un Dios Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente ¿Dejaría fuera de su control algo de lo que creó? o ¿algo relacionado con lo que creó? o ¿El acontecer de lo que creó?

Todas las cosas creadas y todo el acontecer de las cosas creadas, están bajo su control y ocurren en sus tiempos y conforme a sus propósitos. “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.” (Eclesiastés 3:1) Además, Dios se reserva la capacidad creadora y todo lo que Dios hace es perpetuo; el hombre y la ciencia reconocen esto al decir que la materia y la energía no se crean ni se destruyen, solo se transforman y, esto solo es el reconocimiento a lo que Dios ha establecido en su Palabra: “He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de aquello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres.” (Eclesiastés 3:14)

Salomón, Rey de Israel, quien fue bendecido por Dios con sabiduría, dice que dio su corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo, que miró todas las obras que se hacen debajo del sol, probó con la alegría y las riquezas, no negó a sus ojos ninguna cosa que desearan, ni apartó su corazón de placer alguno; dice que aborreció la vida, porque la obra que se hace debajo del sol le era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu. Y después de todo lo que escudriñó, vivió, probó y experimentó llegó a una conclusión: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.” (Eclesiastés 12:13)

¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomares las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aún allí me guiará tu mano y me asirá tu diestra. Si dijere: ciertamente las tinieblas me encubrirán; aún la noche resplandecerá alrededor de mí. (Salmos 139:7-11) ¿Podrá alguien escapar al control del Todopoderoso?