El conocimiento de su voluntad, parte 2

«Espíritu de Dios, sé que has venido a mí por la oración que Cristo hizo a su Padre, pues su anhelo fue no dejarnos huérfanos, sino estar con nosotros para siempre, y anhelo recibir y disfrutar de ese regalo inmerecido que Dios me ha concedido, así que lléname de ti y aviva tu fuego en mí, guíame, enséñame, recuérdame, revélame, transfórmame, obra en mí, por Jesucristo mi Señor, amén.»

“Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; ” Colosenses 1:9-10

¿Qué es lo que hemos de hacer para asegurarnos de que nuestras continuas decisiones estén alineadas con la voluntad de Dios?
Pues bien, básica y resumidamente, se trata de vivir en el Espíritu Santo.
En primer lugar, debe ser de nuestro conocimiento y total convencimiento que el Espíritu de Dios gracias a la fe en nuestro Salvador, ahora mora en nosotros; de manera que como lo expresa el Señor Jesús en Juan 14:16, Él permanece en nosotros siempre, nunca se va y nunca nos deja solos, su presencia es continua y para siempre.
Ahora bien, el Espíritu Santo, dice la Palabra en 1 Corintios 2:10-14, es el único que puede revelarnos las cosas de Dios, pues sólo Él las conoce. El Espíritu del Señor acomoda lo espiritual a lo espiritual y nos permite percibir y entender la sabiduría que viene de Dios y lo que Él nos ha concedido. De otro modo, es decir, intentando comprender intelectualmente la voluntad de Dios, solo nos parecerá que es una locura. Y por eso es que en el texto bíblico de hoy, dice que el apóstol Pablo ora a Dios para que seamos llenos del conocimiento de la voluntad de Dios en toda sabiduría e inteligencia espiritual.
De modo que, querido hermano, si anhelas tener la plena seguridad de que tus continuas decisiones están tomadas conforme a la voluntad de Dios, diariamente debemos mantenernos en la comunión del Espíritu Santo, pues si bien Él mora en nosotros, no es para obligarnos o usarnos como robots, sino que es nuestro ayudador, siempre está ahí dispuesto a guiarnos, enseñarnos, empoderarnos, fortalecernos y lo que necesitemos cuando libre y confiadamente se lo solicitemos y lo hagamos partícipe de nuestro diario caminar (Gálatas 5:25).