El compromiso con nuestra generación
2021-08-31
1. Oración inicial
«Señor, gracias por darme la oportunidad de conocer el evangelio, esto me hace responsable de compartir las buenas nuevas a esta generación. No permitas que caiga en la indiferencia espiritual y calle tu mensaje, porque es la única oportunidad que tienen muchos de ser salvos y cambiar su destino eterno. Hazme entender que en esta tarea no estoy solo, tengo al Espíritu Santo quien me habilita y capacita para hacerlo. En Cristo Jesús, Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Libra a los que son llevados a la muerte; salva a los que están en peligro de muerte. Porque si dijeres: Ciertamente no lo supimos, ¿Acaso no lo entenderá el que pesa los corazones? El que mira por tu alma, él lo conocerá, y dará al hombre según sus obras”. Proverbios 24:11-12
“Sécase la hierba, marchítase la flor; más la palabra del Dios nuestro permanece para siempre. Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro! He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro”. Isaías 40:8-10
3. Reflexiona
En el mundo hay dos clases de personas, las que han escuchado el evangelio y las que no. Estas porciones de la Palabra de Dios son una exhortación para nosotros los creyentes porque nos recuerdan que somos responsables ante Dios y ante esta generación de anunciar el evangelio. Si los que lo conocemos nos rehusamos a anunciarlo, el Señor nos recompensará de acuerdo a nuestras obras.
Aquí se subraya el valor de la salvación para cada persona en este mundo, porque cada día se enfrenta en una situación de extrema urgencia frente a la muerte, no tanto física sino espiritual. También nos muestra esa actitud de indiferencia que a veces tenemos con los perdidos y que Dios no pasará por alto, pues nos ha puesto como luz del mundo para llevar su palabra y llamar a los pecadores al arrepentimiento, para que no digamos: “Ciertamente no lo supimos, ¿Acaso no lo entenderá el que pesa los corazones?”.
Si sabemos que nuestro prójimo está en peligro, estamos obligados a hacer lo que esté a nuestro alcance para ayudarlo y librarlo, y más cuando se trata de estar en riesgo de perderse eternamente por el desconocimiento de Dios. ¿Será que podremos soportar que algunos se pierdan por nuestra indiferencia?
Pidamos a Dios que nos llene de pasión por el evangelio, sabiendo que tenemos la obligación de rescatar al ignorante que va camino a su destrucción espiritual. El Señor no aceptará nuestras excusas. La única generación por la que Dios nos hace responsables es la nuestra. Es nuestro compromiso evangelizar y darles la oportunidad a otros de ser salvos; animémonos a hacerlo recordando estas palabras: “Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro!”
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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