El Carácter de Cristo
2023-09-29
1. Oración inicial
«Padre bueno, que por la gracia con la que he sido salvo y por medio de la cual me diste tu Espíritu, pueda yo caminar en integridad. Gracias por el amor y ejemplo de mi Señor y Maestro, anhelo cada día aprender de su mansedumbre y humildad; ayúdame para que por el poder y la guía de tu Espíritu, pueda yo manifestar el Carácter de tu amado Hijo, por Jesucristo mi Señor, amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;” Mateo 11:29
3. Reflexiona
La mansedumbre y la humildad son dos aspectos del carácter de Cristo que debemos considerar, pues la posibilidad de que reflejemos en nuestra vida los demás aspectos o virtudes de nuestro Señor, dependen en gran medida de estos dos. Y el fundamento es el siguiente: Santiago 4:6 “Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.”
La mansedumbre y la humildad son virtudes que tienen que ver más con el interior de una persona que con el exterior, por eso el Señor dice que aprendamos de Él que es manso y humilde de corazón. Siendo así, debemos mencionar que el corazón en la Biblia es considerado como el centro de los pensamientos, las intenciones y las emociones (Mateo 15:18-19). Por consiguiente, la mansedumbre y humildad de corazón, se resumen en tener pensamientos justos basados en la verdad, intenciones limpias y puras, y emociones o sentimientos equilibrados. Para que, perseverando en ello, podamos de manera grata, libre y sincera, reflejar con nuestras acciones el carácter de Cristo.
Ahora bien, acabamos de mencionar lo que es ser mansos y humildes, con el propósito de tener fundamento y así lograr que nuestro carácter, refleje el de nuestro Señor Jesucristo. Sin embargo, aún falta describir la manera en que esto es posible, el “cómo” lo podemos lograr, y para ello es necesario que veamos la gracia, porque como dice el versículo, “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.”
Pues bien, la gracia es ese regalo inmerecido que Dios nos da, por la gracia de Dios hemos sido salvados y perdonados (Efesios 2:5,8), pero también por esa misma gracia, cada día somos transformados. Y el medio para esto, es el Espíritu Santo, el cual hemos recibido por gracia, por oír con fe el evangelio de nuestra salvación (Gálatas 3:2-3). Entonces, es a través del poder y la guía del Espíritu Santo, que cada día aprendemos la mansedumbre y humildad de nuestro Señor y Maestro; aprendemos a caminar en comunión con su Espíritu y así hacer morir las obras de la carne con sus pasiones y deseos, para que finalmente podamos por las evidencias del fruto de su Espíritu que son: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza, manifestar que: nuestro carácter es el carácter de Cristo (Gálatas 5:22-24).
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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