El atalaya de Cristo
2023-08-29
1. Oración inicial
«Señor me has puesto como tu atalaya para anunciar la verdad de tu palabra; para que todo el que crea en Cristo no muera mas tenga vida eterna. Te doy gracias por el privilegio de ser puesto como testigo del amor que me has dado por medio de la fe en Jesús, amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. Cuando yo dijere al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano. Y si tú avisares al impío de su camino para que se aparte de él, y él no se apartare de su camino, él morirá por su pecado, pero tú libraste tu vida.” Ezequiel 33:7-9
“Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos.” 1 Corintios 16:13
3. Reflexiona
En la palabra de Dios los atalayas eran los encargados de vigilar u observar atentamente para prevenir cualquier ataque sorpresa del enemigo; eran colocados en un lugar estratégico y debían alzar su voz con prontitud ante cualquier peligro.
Los creyentes en Cristo, de la misma manera, estamos llamados a que por medio de nuestras buenas obras mostremos evidencia de nuestra fe para gloria de Dios Padre (Mateo 5:14-16). El Señor ha transformado nuestro corazón y ha depositado su amor para que resplandezcamos todo el fruto del Espíritu Santo; esto significa que tenemos la gran responsabilidad de anunciar a los demás, con todo amor, la verdad de su palabra.
Somos atalayas de Cristo, enviados y colocados en alto para prevenir a las personas de su inminente muerte espiritual si no creen que Cristo murió por sus pecados; como el mismo Jesús les decía a los fariseos que lo rechazaron: “Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.” (Juan 8:24). Él era el único que los podía salvar de la condenación por causa de su pecado, y Él es el único que puede salvar la vida de todo hombre que se arrepienta y crea en la buena noticia (Marcos 1:15).
Tampoco podemos callar ante la injusticia, el pecado, el engaño o cualquier conducta que ocurra a nuestro alrededor, pues no podemos ser cómplices; debemos estar atentos y vigilantes a dar el mensaje del evangelio y enseñar los principios de Dios, como lo dice 1 Pedro 3:15 “sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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