El año de volver al Señor. Tercera parte
2025-01-04
1. Oración inicial
«Señor Jesús gracias por revelarme tu amor a través de tu Palabra y mirar de dónde me sacaste y hasta dónde me has traído por tu gracia y tu perdón. Gracias por tu misericordia y fidelidad para conmigo, por sacarme del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; y afirmarme en ti, quiero volver al primer amor y mantener encendido el fuego de tu Espíritu en mi corazón, en Cristo Jesús, amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo”. Joel 2:12-13
“Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido”. Apocalipsis 2:4-5
3. Reflexiona
El Señor hoy nos dice regresen a mí. Si regresamos es para que nos acordemos de dónde nos ha sacado, para que reconozcamos su misericordia y fidelidad. Así como le dijo al pueblo de Israel en Isaías 51:1 “Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis a Jehová. Mirad a la piedra de donde fuisteis cortados, y al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados”; quiere que entendamos cómo Dios había bendecido a un individuo (Abraham) hasta el punto de llegar a ser una poderosa nación y cómo en el presente no ha dejado de bendecir a Israel, ni dejará de hacerlo en el futuro. Trayendo a nuestra memoria el estado de dónde fuimos sacados antes de conocer a Cristo y ver cómo el Señor nos libró y nos restauró.
Nos sugiere mirar hacia atrás, a los humildes comienzos de nuestra vida cristiana, para que reconozcamos lo que Dios ha hecho con nosotros y ver que su fidelidad es hasta la eternidad y sus misericordias se renuevan cada mañana. Esto debe llenarnos de la total convicción de que Él es bueno, que sus planes son perfectos, que tiene planes de bien y no de mal para nosotros. Nos recuerda que es el Padre que ha traído amor, paz y gozo a nuestra vida, que podemos estar confiados y Él está deseoso de desistir y no de castigar.
En Apocalipsis nos exhorta a que miremos las obras que emanaban de nuestro primer amor, de “la fe que obra por el amor”. En Joel el Señor recuerda que es “misericordioso y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo”, casi la misma advertencia que en apocalipsis: “arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido”. Cristo no quiere que seamos indiferentes y fríos con Él, sino que nos mantengamos llenos del Espíritu Santo, avivados con el fuego de su presencia, para que todo lo que hagamos sea para glorificar su nombre, por eso nos llama al arrepentimiento, a dolernos y avergonzarnos por perder el fervor que teníamos al principio en los caminos de Dios. Si la presencia de la gracia y del Espíritu de Cristo es descuidada, no lo agradaremos. Por eso, el Señor nos recuerda que debemos amarlo con el mismo fervor que cuando nos convertimos.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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