El amor que persiste

Padre, quiero que abunde tu amor en mí, teniendo sumo gozo en las dificultades, y paciencia con mis semejantes, que los demás noten el aroma de Cristo en mí.

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” 1 Corintios 13:4-7

El amor que enseña el mundo se basa en el principio “doy si me das”, es decir te amo si me amas, si todo está bien y si no hay dificultades; es condicionado a factores externos y a conveniencia personal.

En contraste, cuando el Señor Jesús nos enseñó: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;”( Mateo 5:44), nos muestra que amar conlleva sufrimiento, pero no es un sufrimiento masoquista, sino un amor que persiste a pesar de las dificultades, es decir un amor paciente.

Este amor es mostrado por el señor Jesús cuando “…por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio…” (Hebreos 12:2), es decir resistió el dolor, el rechazo y todas las dificultades, por amor a nosotros, persistiendo en su misión hasta lograr la meta de nuestra salvación.

Por esto, con el mismo amor que hubo en Jesús en el momento de su sufrimiento, persistamos en amar a pesar de la dificultad, buscando que ese amor que brindamos testifique y evidencie el amor de Cristo puesto en nuestros corazones.

Una forma práctica de mostrar este amor es cuando nos ofenden o hablan mal de nosotros, en lugar de contestar con odio o con ira, mostremos una conducta paciente y humilde, y si tenemos que contestar que sea con amabilidad, controlando nuestra conducta (2 Timoteo 1:7); si así lo hacemos habremos ganado a nuestro hermano. Seamos como las flores que al apretarlas emanan un agradable aroma; nosotros al ser puestos a pruebas y dificultades, emanemos el amor de Cristo.