El amor incondicional de Dios
2016-04-25
1. Oración inicial
Señor gracias por tu amor, por tu gracia inmerecida y por qué me amas en Cristo Jesús, porque nada me separará de tu amor, ni yo mismo y que cada día dispones todas las cosas para enseñarme, edificarme y crecer en el conocimiento de Cristo, santificándome y purificando mi vida. Hoy me arrepiento de haber faltado a tan grande amor, límpiame, renuévame y sostenme para no pecar contra ti
2. Lee la palabra de Dios
«Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.», Romanos 11:29
«¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.», Romanos 8:35-39
3. Reflexiona
El amor incondicional de Dios es reflejado a través de la cruz, por medio de Jesucristo Dios nos bendijo con toda bendición. Estamos completos y esto no fue por nuestra bondad o por acciones que nosotros hubiéramos realizado. Por tanto, así estemos en valle de muerte y de sombras, así estemos enfermos o hallamos caído en pecado, su amor no se apaga, pues ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús; lo que debemos hacer es que, en medio de nuestra debilidad, busquemos mas que nunca a Jesús, busquemos su perdón, su consuelo y entreguemos todo problema, todo pecado, toda situación difícil, toda enfermedad en sus manos. Lo que no debemos hacer es ocultar nuestro estado, pues Dios todo lo sabe, aun nuestros más íntimos pensamientos y anhelos los conoce; pero Él no quiere que los ocultemos, pues es como si estuviéramos rechazando su perdón y su ayuda en la aflicción.
Si Dios nos ha llamado a servirle, a un ministerio y estamos desanimados o a punto de tirar la toalla por cualquier motivo, tengamos en cuenta que: “nuestros problemas sean personales, familiares, éticos o morales no son motivos para desechar la gracia de Dios como dice Pablo en Gálatas 2:21 «Y no desecho la gracia de Dios……». La gracia es el favor inmerecido de Dios de trabajar en su obra a pesar de lo que somos o hagamos. Gracia también es recibir los beneficios de su obra redentora sin merecerlo.
«Y sabemos que a los que amamos a Dios todas las cosas nos ayudan a bien….. ¿quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica»
Por qué acusarnos o que se nos acuse si Dios ya nos justificó? Eso es creerle al diablo. ( Zacarías 3: 1-10).
Lo que tenemos que hacer es arrepentirnos y cambiar nuestras actitudes y comportamientos ajustando lo espiritual a lo espiritual.
Quien es el que condenará? Cristo es el que murió…… el que también intercede»
Por qué condenarse si ya fuimos juzgados en Cristo y se nos otorgó la salvación y la vida eterna?
Lo que tenemos que hacer es dejar al viejo hombre crucificado con Cristo (Romanos 6: 6) y andar en vida nueva, pues fuimos resucitados juntamente con Cristo, para que nos presentemos como nuevas criaturas, vivas para Dios.
Y qué decir del amor de Dios? DIOS NUNCA LO HA DEJADO NI NOS DEJARÁ DE AMAR.
Como está escrito en el último versículo de Romanos 8 «ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro»
Todo esto es por la gracia de Dios que en su amor no puede desechar sino por el contrario continuar porque todo lo podemos en Cristo Jesús.
Entre más problemas de cualquier índole que tengamos, más tenemos que permanecer en Cristo, en su enseñanza, en su obra y en la congregación. De resto es dejarse derrotar sin haber dado la batalla de la fe” (Tomado de consejería pastoral CES Popayán).
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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