El amor implica renunciar

Gracias Señor porque por tu amor demostrado en la cruz, ahora puedo amar, y renunciar a todo lo malo. Amen

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;  no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” 1 Corintios 13:4-7

El amor implica renunciar al enojo, a la mentira, a querer tener siempre la razón, a tener envidia de otros, al orgullo y a buscar mi propio bien. El amor no se trata de tener la razón sino de amar al otro y de corregir su error con paciencia, buscando edificarlo y no destruirlo, por esto debemos poner en práctica el dominio propio y renunciar a enojarnos con facilidad, sabiendo que nuestra oración y la instrucción en la Palabra de Dios, corregirá el error evitando que nuestro hermano caiga en pecado (1 Pedro 4:8). Es mejor una buena oración que una acalorada discusión.

Por amor renunciamos a todo lo malo y vergonzoso, a hacer cosas a escondidas, engañando a las personas acomodando el mensaje de Dios a intereses particulares (2 Corintios 4:2). Al contrario, decimos la verdad sustentados en la escritura, pero con todo el amor que tenemos de parte de Dios en nuestro corazón.

El amor es la medida justa y correcta de lo que hacemos, por esto preguntémonos en cada situación que nos ha sucedido, si hemos actuado con amor; si por ejemplo hemos respondido con amor ante un reclamo o inconveniente con nuestro prójimo. Examinémonos como contestamos ante la ofensa, si hemos actuado con amor o si hemos respondido con dureza.

Por lo tanto, si hemos respondido contrario a la naturaleza del amor, renunciemos a estos comportamientos y permitamos que el amor de Dios sea el que equilibre nuestro carácter y alimente nuestro crecimiento en cada asunto o área de nuestra vida.