El agua que quita la sed
2020-07-03
1. Oración inicial
«Padre, sin ti estamos sedientos y cansados, por esto venimos a ti, la fuente inagotable de vida, para que quites nuestra sed y nos des vida en abundancia, vida eterna por medio de la fe en tu hijo Jesús. Creo que Él murió por mis pecados y me justificó; ahora, por amor a su nombre, el pecado no mora en mí, no tiene ningún poder en mi vida y puedo gozar de la libertad que Cristo me dio con su sangre preciosa. Amén»
2. Lee la palabra de Dios
“A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche.” Isaías 55:1
“mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” Juan 4:14
3. Reflexiona
El contexto de este pasaje muestra un encuentro impactante entre una mujer samaritana y Jesús, cuando se encuentran en el pozo de Jacob, Él le pide agua, pero promete darle de beber el agua que quita la sed para siempre; la mujer le dice que le de esa agua, para no tener que venir todos los días a este pozo, pero Jesús se refería a un agua especial que solo Él podía dar y aquellos que le bebieran saciarían su sed eternamente, ¿cómo es esto?, ¿de qué agua habla?, ¿cómo hacemos para también beber de esa agua?
Podemos reflexionar, cómo el mundo anda buscando la fuente que calme sus males, su depresión, su dolor. Existe en el ser humano, un vacío o una sed, que va más allá de la física, que no le deja estar en paz; pero que pretende saciar con licor, con cosas materiales, con su egoísmo y los deseos de la carne que llevan al pecado; en fin, con cosas que le hagan olvidar su realidad.
Y la causa de ese vacío, de esa sed, es el pecado, pero ¿cuál es el pecado?, es el rechazo que se hace de Cristo, quien vino al mundo a salvarnos, pero que el ser humano prefirió andar en la oscuridad
Jesús confrontó a la mujer Samaritana por su pecado, no para juzgarla o señalarle, sino para que viniera a Él, y bebiera del agua que le ofrecía para quitar su pecado, para quitar ese vacío que trataba de llenar pero que no había podido. Jesús sabía que más que la sed física de aquella mujer, lo que tenía era una sed espiritual, que solo Él mismo podía quitar.
¿Cómo se quita esa sed en la práctica?
En el versículo 10 de Juan capitulo 4 podemos leer “Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.” Según este pasaje, ¿cuál es esa agua? El agua que quita la sed es: su Santo Espíritu que recibe a todo aquel que cree en Cristo (Juan 7:39), pero ¿cómo podemos beber de esa agua, también nosotros? Según Isaías 55:1: “A todos los sedientos: Venid a las aguas”, esto se refiere a la gracia de Dios, al regalo de la salvación que tú puedes recibir ahora mismo por fe en Jesús: si tú quieres que sea quitado ese vacío y la sed que produce estar sin Cristo, te invito a que lo recibas en tu corazón, a que creas en Jesús como tu Salvador.
Así que, en oración, dile con fe al Señor: “Señor Jesús, creo que Dios Padre te envió para morir por mis pecados y a resucitar para darme vida eterna, hoy me arrepiento y te pido que vivas en mi corazón, coloca tu Santo Espíritu en mí, para que en mi corazón haya una fuente de agua que brota para vida eterna. Amén”
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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