El acercarme a Dios es el bien
2018-01-14
1. Oración inicial
Amoroso Dios, ayúdame a encontrar siempre el lugar y el tiempo para estar en tu presencia, dame hambre y sed de tu palabra que me limpia, me restaura, me guía y me fortalece, no importa cuán incierta sea la vida. Amén
2. Lee la palabra de Dios
“Se llenó de amargura mi alma, y en mi corazón sentía punzadas. Tan torpe era yo, que no entendía; era como una bestia delante de ti. Con todo, yo siempre estuve contigo; me tomaste de la mano derecha. Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; más la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre. Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán; tú destruirás a todo aquel que de ti se aparta. Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; He puesto en Jehová el Señor mi esperanza, para contar todas tus obras”. Salmo 73: 21-28
3. Reflexiona
Muchos pasamos por crisis de fe, esto sucede por comparamos con personas que no están con Dios, que prosperan y parece que todo les sale bien; o porque hemos descuidado nuestro tiempo con Dios y se ha deteriorado paulatinamente, llevándonos al desaliento espiritual. Empezamos entonces, a colocar la mirada en lo terrenal y no en lo celestial donde está Cristo, olvidándonos que aquí todo es pasajero y que la prosperidad de los impíos no durará para siempre.
El salmista se llama a sí mismo torpe y se compara con una bestia, reconociendo su falta de entendimiento espiritual. Por estar mirando alrededor cómo “viven terrenalmente bien” los impíos, se deja influenciar y termina apartándose del Señor, llegando inclusive a pensar que la vida cristiana es vana. Muchos creyentes en tiempo de desánimo se plantean para qué sirve tanta negación y sufrimiento que han soportado siguiendo los principios de Dios, mientras que los no creyentes “viven mejor”. Tengamos cuidado de llegar a este punto. La salida a esto es renovar nuestra comunión con Dios, para que tengamos nuevamente la perspectiva bíblica, que en términos de largo plazo nos muestra la inseguridad y falta de esperanza de los que están sin Dios, pues su fin viene.
Para reafirmar nuestra fe y mantener la perspectiva divina debemos cultivar una continua relación con Dios, meditar y aplicar su Palabra a los asuntos cotidianos y asistir regularmente a la iglesia para tener comunión con otros creyentes.
Si tenemos dudas, volvamos al Dios que nunca nos abandona, aún cuando tambaleamos nos tiene por la mano. Su presencia, su ayuda, su dirección siempre han estado ahí. Como el salmista declaremos nuestra confianza en Dios y digamos a Jesús que Él es nuestra vida: “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra”. Confiemos en su fidelidad en tiempos de desánimo, y no codiciemos los valores del mundo.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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