Efectos del pecado en tu vida
2016-07-29
1. Oración inicial
Amado Dios, la obra redentora de Jesucristo me dado libertad de la esclavitud del pecado, he confesado mis transgresiones y tú has limpiado mi camino, has renovado mis sendas al pagar con tu sangre en la cruz, por mi pecado. Gracias Señor. Amen
2. Lee la palabra de Dios
«Todo el que comete pecado es esclavo del pecado», Juan 8:34
«Por cuanto todos pecaron y no alcanzaron la gloria de Dios», Romanos 3:23
«Señor, no me reprendas en tu enojo, ni me castigues en tu furor. Porque tus saetas se han clavado en mi, y sobre mi ha descendido tu mano. Nada hay sano en mi carne a causa de tu indignación; en mis huesos no hay salud a causa de mi pecado. Porque mis iniquidades han sobrepasado mi cabeza; como pesada carga, pesan mucho para mí, mis llagas hieden y supuran a causa de mi necedad, estoy encorvado y abatido en gran manera, y ando sombrío todo el día. Porque mis lomos están inflamados de fiebre, y nada hay sano en mi carne”, Salmo 38:1-7
3. Reflexiona
Todos tenemos naturaleza pecaminosa y en determinado grado estamos esclavos del pecado, dado que nos domina internamente. El pecado tiene consecuencias nefastas en la vida de la persona, pues la separa completamente de Dios, la Biblia expresa: «Porque la paga del pecado es muerte».
El pecado contamina al hombre en su relación con Dios, con los demás y consigo mismo al igual que en su vida emocional y física, pues, enferma su mente y su corazón y le trae enfermedad a su cuerpo. Todos estos aspectos le hacen prisionero de sí mismo porque no puede actuar con seguridad sino guiado por impulsos y emociones destructivas: por sentimientos de culpa, temor, ira, rechazo, abandono, soledad, baja autoestima, odio, rencor, resentimiento, fobias, preocupación y todos los pensamientos devastadores que te impiden tener paz y dominio interior, como expresa Jeremías: «Mi alma ha sido privada de la paz, he olvidado la felicidad»
¿Entonces, qué debo hacer? Traer los pecados a Dios en confesión. David dijo: «Mientras callé mi pecado, mi cuerpo se consumió con mi gemir durante todo el día porque día y noche tu mano pesaba sobre mi y mi vitalidad se desvanecía con el calor del verano». «Enmudecí y callé, guardé silencio aun acerca de lo bueno, y se agravó mi dolor».
Confiesa tu pecado en la presencia de Jesucristo en firme arrepentimiento, él es fiel y justo para perdonarte y limpiarte de toda maldad. Aprópiate de esta verdad y hallaras sanidad a tu ama, tu mente y tu cuerpo
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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