Echa tu red para pescar
2016-08-09
1. Oración inicial
Señor Jesucristo, cuanto te amo y deseo obedecer a tu llamado. La vida es como esa red, en ella viene todo, risas, lágrimas, prosperidad, pobreza, salud y enfermedad, problemas y soluciones. Quiero echar la red para poder pescar a los hombres incrédulos y trasladarlos a tu Reino. Dame la fe y el deseo de servirte, para llevar la esperanza del evangelio, a este inmenso mundo perdido. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces”, Mateo 13:47
3. Reflexiona
Jesús usa las parábolas como un medio para enseñar las verdades del Reino. Nos ayuda a ver el mensaje del Reino como algo presente y al mismo tiempo, como algo venidero. Él quiere restituir al hombre de su doble pérdida, la primera su relación y comunión con Dios y la segunda, su dominio sobre lo que Dios le dio. Jesús vino a traer su Reino a plenitud.
El Reino se hace presente de forma parcial y personal, al extenderse a través de toda la tierra mediante el poder del Espíritu Santo, que obra en su iglesia. En otras palabras el Reino de Dios viene a cada persona que cree en Jesucristo. Igualmente, el Reino se manifestará finalmente en la consumación de los tiempos, con la Segunda Venida de Jesús, con el establecimiento de éste sobre toda la tierra.
Lo que experimentamos de su triunfo ahora, se manifestará entonces plenamente, en su regreso. A través de las parábolas Jesús, llama nuestra atención, sobre la necesidad de mantener un corazón abierto, dispuesto a escuchar, para que la semilla de la verdad del Reino sea sembrada y de fruto.
El Reino consumado de Dios será diferente al Reino presente, en que: El primero existirá en un medio perfecto, donde solo se hallarán los hijos de Dios. En cambio, en el Reino presente, los hijos de Dios conviven con aquellos que no creen, en una sociedad mixta. Así como ese mar. Pero un día serán separados. Una separación prematura sería más destructiva que purificadora, porque Dios quiere que todos los hombres sean salvos y lleguen al conocimiento de su Verdad y solo nosotros, somos los encargados de llevar la Verdad, para ganar las almas incrédulas para el Reino de Dios.
El mundo es como un grande y profundo mar, y los hombres son peces. Predicar el evangelio es echar la red en ese mar. Cuando se hace la pesca, los cristianos verdaderos serán separados de los incrédulos, pero esto no nos corresponde a nosotros sino a Dios, que conoce verdaderamente el corazón humano. Estamos simplemente llamados a echar la red, a evangelizar, haciendo la voluntad de Dios y hablando a otros de su gracia y su bondad, pero no estamos en condiciones de decir quién forma parte del Reino y quién no.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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