Dones y talentos al servicio del prójimo
2021-06-28
1. Oración inicial
«Padre, que todo lo que me das, aun mi vida, sea puesta en servicio con amor a los demás, que en esas buenas obras que en Cristo has preparado de antemano, pueda participar haciendo tu voluntad, en el nombre de Jesús. Amén»
2. Lee la palabra de Dios
“Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses.” Mateo 25:24-27
“Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.” 1 Pedro 4:10
3. Reflexiona
La parábola de los talentos nos enseña que Dios nos ha dado a cada uno de nosotros dones y talentos que debemos aprovechar para el servicio de los demás y para la gloria de Dios.
Pero así como el siervo negligente, quedamos paralizados por miedo o por egoísmo, no usamos lo que hemos recibido, sino que lo escondemos.
Por esto la Escritura nos enseña a ser buenos administradores de la multiforme gracia de Dios, y eso se refiere a que por medio de su Espíritu se nos reparte diferentes dones a cada uno como él quiere (1 Corintios 12:11), también se nos da diferentes talentos, unos de nacimiento más otros forjados a partir de la disciplina y el trabajo constante; pero todos afianzados en nuestro ánimo voluntario de servir.
Tanto los dones espirituales (1 Corintios 12:7-10), ministeriales (Efesios 4:11), motivacionales (Romanos 12:6-8) o talentos, son entregados por Dios para usarlos con amor, en extensión a nuestro prójimo. De seguro algo tenemos de manera específica, de parte de Dios, con lo que podemos hacer la diferencia cuando lo colocamos en acción.
Nuestra vida misma, es un don inmenso que debemos presentar a Dios, para su servicio, como un sacrificio vivo, santo y agradable, usando nuestro cuerpo no para servir a nuestros propios deseos o al pecado, sino para mostrar la gloria del Señor sirviendo con todo ánimo a sus propósitos (Romanos 12:1). Cuando servimos a los demás por medio de los dones o talentos, se manifiesta el amor de Cristo, fluyendo de nosotros hacia los demás. Así que no nos guardemos nada de lo que Dios nos ha dado, sea de nuestro trabajo, capacidades, o aún si pensamos que tenemos muy poco, dispongámoslo al servicio de Dios y del prójimo, para que él lo multiplique y lo encause de acuerdo a su voluntad.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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