¿Dónde estará Dios?

«Padre celestial tú eres mi Dios y eres más real que el aire que respiro, te busco y te puedo encontrar con toda la seguridad que siempre estás a mi lado. Señor quiero servirte con todo mi corazón y con toda mi alma. Que el mundo entero sepa que el Dios de los cielos es mi redentor. Amén.»

Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?, Mateo 27:46

Este pasaje hace parte de las siete palabras que Jesús dijo antes de su muerte, representa por un lado la identificación de Jesús como Hijo amado y soberano de Dios cuando clama: “Dios mío, Dios mío”, y por otro lado la identificación completa de Cristo con los pecadores cuando sufrió el abandono de su Padre como consecuencia de cargar sobre sí con el pecado de la humanidad: “¿Por qué me has desamparado?” Estas palabras hacen referencia no a una queja sino a la angustia suprema que implica estar separados de Dios. Jesús no deseaba experimentar esta situación pero lo hizo para que ninguno de nosotros tuviera que hacerlo.

En medio de tantas noticias malas que cada día se escuchan, muchos se preguntan ¿Dónde está Dios? ¿por qué se ha olvidado del mundo, cómo puede permitir que haya miseria, violencia, hambre, dolor y destrucción en la tierra?; la respuesta es más sencilla de lo que pareciera: No es Dios quien se ha olvidado del mundo, es el mundo que se ha olvidado de Dios; hemos sacado al Señor de nuestras vidas, hemos tirado el sacrificio de Cristo a la basura y hemos decidido hacer las cosas a nuestra manera. Dios Padre envió a su Hijo a pagar lo que deberíamos haber pagado nosotros y por medio de su sacrificio nos acercó a su presencia, nos hizo sus hijos y nos dio promesas de salvación, vida eterna, protección, prosperidad, salud, paz, etc. ¿Y qué es lo único que nos pide Dios? Como está escrito: “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?” (Deuteronomio 10: 12-13 ). Luego no basta solamente con creer en Dios es necesario creerle a Dios, Él estará tan cerca como nosotros le permitamos estar.