Doce hombres comunes como nosotros. Parte 1
2020-07-27
1. Oración inicial
«Señor, gracias porque soy transformado por la acción de tu Santo Espíritu en mi vida, mis debilidades te las entrego y se que puedes hacer de mi un instrumento útil y de honra para tu gloria. Amén»
2. Lee la palabra de Dios
“En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles: a Simón, a quien también llamó Pedro, a Andrés su hermano, Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Simón llamado Zelote, Judas hermano de Jacobo, y Judas Iscariote, que llegó a ser el traidor.” Lucas 6:12-16
3. Reflexiona
El Señor escogió 12 hombres comunes y corrientes, con muchas debilidades y los transformó para su gloria en hombres capacitados para decir y hacer, así mismo como Él les dio ejemplo.
La Palabra de Dios nos muestra de manera cruda, las debilidades, pecados y deficiencias de carácter de estos hombres, pero exalta la obra de Cristo en ellos.
Por ejemplo, Juan a quien conocemos como el discípulo del amor, realmente inició como una persona con un celo descontrolado, una intolerancia detestable, un elitismo y una falta de amor genuino por las personas. Esto lo vemos en el pasaje donde pide que descienda fuego del cielo y consuma a quienes rechazaron a Jesús en una oportunidad (Lucas 9:49-56), pero en su caminar con Cristo, el maestro le enseña, lo corrige y le demuestra su más puro amor sacrificial al dar la vida por sus amigos (Juan 5:13).
Pedro, demuestra al principio un carácter sanguíneo, una emoción descontrolada y una incoherencia entre sus palabras y sus actos, cuando le dijo al Señor Jesús que estaba dispuesto a ir a la cárcel o a la muerte con Él, pero luego, terminó negándole y maldiciendo (Lucas 22:33-34, Mateo 26:74).
Sin embargo, el Señor Jesús restableció a Pedro, le mostró su gran amor y lo envió nuevamente (Juan 21:15-19), y en el día de pentecostés, les envió la promesa del Espíritu Santo para que fueran llenos del poder de Dios y para que pudieran llegar a ser testigos fieles. Así mismo con nosotros, nuestro maestro y Señor Jesucristo, nos hace más y más parecidos a Él, a medida que somos transformados a su gloriosa imagen, gracias a la acción de su Santo Espíritu en nuestro corazón. (2 Corintios 3:18)
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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