Dios usa nuestras vidas
2015-08-02
1. Oración inicial
Padre Amado, te ruego que mis pensamientos sean cautivados por ti, que mi atención se centre en tu Palabra para que mi fe se fortalezca, y mi confianza esté cimentada en tu ley. Quiero servirte con toda firmeza, integridad y santidad. Te amo Señor. Amen
2. Lee la palabra de Dios
«Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a espada a todos los profetas. Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos. Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres»
3. Reflexiona
Dios usó a Elías en el monte Carmelo para hacer descender fuego desde el cielo sobre los profetas de Baal. Y sin embargo se desplomó bajo las amenazas de Jezabel. Como fugitivo, huyendo de la reina, y deseando morirse. En el momento en que desvió su atención de Dios al enemigo, se vio desbordado. Entonces el Señor le volvió a hablar, aunque esta vez no lo hizo de forma espectacular, sino con “un silbo apacible y delicado”, llevándole a un lugar apartado para que descansara y pasara tiempo con Él. Cuando la nación volvió a ver a Elías después de este episodio, éste ya se había fortalecido espiritualmente.
Entonces, responde a la pregunta: “¿Has desviado tu atención, de Dios a “las cosas que tienes que hacer”? Si es así, necesitas tiempo a solas con Dios. Cuando Él te llame para que te apartes a descansar, hazlo inmediatamente
Hay dos peligros que le siguen a todo triunfo: Primero, pasar demasiado tiempo escuchando los elogios del mundo. Segundo, dar por hecho que tienes todo lo necesario para triunfar en tus propias fuerzas. Si haces una de esas dos cosas, te desconectas de Dios, la fuente de toda fortaleza. David exclamo: “El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme?”. Sólo puedes ser audaz y valeroso si tu fe está cimentada en Dios.
Además, Dios envió a Eliseo para que asistiera a Elías; Él también puede enviar a la persona adecuada para ayudarte a ti. Él sabe lo que necesitas para volver a levantarte y seguir adelante.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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