Dios tiene la última palabra cuando el dinero falta
2020-04-14
1. Oración inicial
«Padre Bueno, tuyos son los cielos y la tierra y todo cuanto en ellos hay. Eres el Dios que da el pan de cada día y nunca falta el aceite en nuestra alacena porque tú has prometido que no nos hará falta de ningún bien a aquellos que en ti confían. Padre, gracias porque no sólo has suplido mis necesidades sino que me has dado incontables riquezas en Cristo Jesús. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
«Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos. Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite. Él le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas. Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte. Y se fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos le traían las vasijas, y ella echaba del aceite. Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él le dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite. Vino ella luego, y lo contó al varón de Dios, el cual dijo: Ve y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede». 2 Reyes 4:1-7
3. Reflexiona
Vemos una viuda en extrema pobreza, pues el marido le dejó deudas y el acreedor se cobraba quitándole a sus hijos, ella no tenía nada en su casa, solo le quedaba una vasija de aceite. Sin embargo, esa vasija era suficiente para que Dios la multiplicara. Eliseo le ordena pedir prestadas las vasijas vacías a sus vecinos, encerrarse con sus hijos y poner aceite de su vasija en las vasijas prestadas y vacías, ella simplemente obedece, sin entrar a cuestionar que la sola vasija no llenaría muchas más vasijas, pues creyó en la palabra del profeta. El aceite fue tanto, que ella y sus hijos pudieron pagar la deuda y vivir con lo que les sobró, esto es pasar de la pobreza a la prosperidad, es fe en momentos de escasez.
La viuda buscó a Dios, y se dirigió hacia el profeta Eliseo y el Señor guió al profeta para glorificarse mediante un maravilloso milagro de provisión.
Muchas veces enfrentamos deudas inesperadas, situaciones de alto estrés, tiempos de desempleo, o por decisiones equivocadas nos vemos en necesidades, es decir vivimos en un caos financiero; pero Dios es nuestro proveedor, Él es el mismo ayer, hoy y siempre, y así como fue el proveedor de esta mujer, también hoy sigue teniendo cuidado de nosotros. Quizá vivamos en tiempos de escasez, y a veces veamos que la situación se complica, pero siempre debemos tener presente: Dios tiene la última palabra y Él es nuestro proveedor.
Filipenses 4:19 dice: « Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús» Dios sabe cuál es tu faltante, aunque a veces quieras tantas cosas y muchas no son necesarias. Además si ahora atraviesas tiempo de escasez es tiempo de aprendizaje, es tiempo de buscar a Dios. La provisión de Dios viene por el camino que menos esperamos, pero viene milagrosamente de su mano.
Recordemos, en las bodas de Canaán cuando se quedaron sin vino, Jesús transformó el agua en vino, y en otra ocasión con cinco panes y dos peces dió de comer a más de cinco mil personas.
Hermano, Dios no te desampara, Él suplirá todo lo que necesitas, siempre y a su tiempo.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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