Dios se interesa por los Simones
2018-01-31
1. Oración inicial
Señor Jesús, reconozco mi pequeñez comparada con la grandeza de tu presencia, gracias por haberme escogido entre tantas multitudes. Ahora permíteme obedecer tu Palabra y dejarme moldear para ser instrumento tuyo para la salvación de este mundo. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él, y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron”. Lucas 5:1-11
3. Reflexiona
¿Alguna vez te has puesto a pensar que cuando Jesús se acercó a nosotros, quizás teníamos las mismas características de Simón? Inestables, incrédulos, frágiles y demasiado ocupados en el mundo. El Señor no nos buscó por nuestras habilidades y capacidades, ni por nuestra manera de pensar, lo hizo porque se interesó en nosotros. Como Simón, de pronto estamos agotados de trabajar para resolver nuestras necesidades, cansados de tanto hacer y no alcanzar nada, frustrados de intentar una y otra vez hacer las cosas en nuestras propias fuerzas.
Así como Jesús le pidió permiso a Simón para entrar en la barca, Él también lo hizo para entrar en nuestras vidas, tocó la puerta de nuestro corazón. Cuando le permitimos entrar, empezó a desafiarnos a hacer cosas más grandes que las que nosotros pensamos que podíamos hacer. El Señor no quiere que nos quedemos en la orilla como el común de la gente, que se conforma con la vida que lleva, sino que lo sigamos, y boguemos mar adentro en el conocimiento profundo y extenso de su presencia, para hacer de nosotros nuevas personas, ya no simples Simones, sino fuertes y humildes Pedros que reconozcan que necesitan dejarse moldear por Dios.
La única forma de caminar es por fe y siguiendo las instrucciones del Maestro: “Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red”. Por eso no es sólo dejarlo entrar, sino que se siente en el trono y gobierne nuestra vida. Es rendirnos totalmente a su control, de tal manera que obedezcamos su Palabra.
Con este tipo de personas es que Jesús quiere conquistar el mundo, dispuestas a abandonar todo lo que les impide seguirlo. No tengamos temor de escuchar su llamado y hacer su voluntad, nos ira bien cuando confiemos en su dirección.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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