Dios nos restaura, sostiene, fortalece y afirma. Parte 1.

Señor gracias por las dificultades, te entrego el control de todas ellas, te pido me guíes a entender tus propósitos, a mantenerme firme y constante, a crecer luego de la prueba, para ser útil y preparado para toda buena obra. Amén.

“Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.”, 1 Pedro 5:10

¿Cómo enfrentamos las dificultades, las pruebas y cuando somos corregidos?
Muchas veces no irritamos, hacemos reclamos y no entendemos el para qué sucede algo que no nos gusta. Nos quedamos atrapados en la situación particular y expresamos dolor, angustia y desespero. Terminamos en muchas ocasiones discutiendo y dando mal testimonio del amor de Cristo que podemos mostrar en nosotros.

Pero las pruebas y los tiempos difíciles debemos aceptarlos con gozo porque serán para nuestro bien y para nuestra preparación, los cuales nos llevarán a ser íntegros y completos en todo (Santiago 1:2-4), por lo tanto no nos quejemos cuando enfrentemos contradicciones en nuestra vida, o incluso cuando se nos corrige por haber sido desobedientes, o por no habernos preparado bien en algún examen, o por haber tenido un descuido o una distracción, porque muchas cosas actúan en nuestro favor y para nuestra formación.

Una aflicción momentánea será nuestro momento de aprendizaje para luego recibir gran bendición, para estar preparados y ser usados como instrumentos útiles a los propósitos de Dios (2 Timoteo 2:21), por eso hoy recibamos con gozo cada dificultad que se presente, aceptemos la corrección o la enseñanza que Dios nos quiere dar por medio de la ella y cambiemos nuestra forma de actuar.