Dios nos marca el camino
2021-05-04
1. Oración inicial
«Señor, hoy quiero obedecer y aferrarme a tu Palabra para caminar en este mundo, sé que me enfrentaré a adversidades, pero contigo a mi lado, podré superarlas, porque te tengo a ti que me miras, me das instrucciones y consejos para avanzar. Nada ni nadie puede escapar de tu dominio, por eso le haré frente a todo desafío, porque mi presente y mi futuro están en tus manos. Enséñame a amar más tu Palabra. En Cristo Jesús. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”. Josué 1:8-9
“Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos. No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro y con freno, porque si no, no se acercan a ti”. Salmo 32:8-9
3. Reflexiona
A veces pensamos que la prosperidad y el éxito en nuestras vidas provienen de tener dinero, poder, buenos contactos personales y por supuesto, de un gran deseo de alcanzar grandes cosas. La estrategia de Dios para que alcancemos éxito distan de todo esto y contradicen todo lo que la filosofía de este mundo plantea.
Lo que Dios le enseñó a Josué para que fuera próspero era que tenía que ser fuerte y valiente, para vencer las adversidades porque el desafío al que se enfrentaba no era nada fácil, tenía que ser obediente a la Ley de Dios, leer, estudiar y meditar constantemente su Palabra, porque su triunfo se basaría en la opinión de Dios y no en las normas de este mundo. Los pensamientos del Señor debían gobernar su vida.
Es lo mismo para nosotros, cualesquiera que sean los asuntos de este mundo no deben ser las directrices que guíen nuestra vida cristiana, porque, así como a Josué, Dios nos ha llamado y comisionado para conquistar esta tierra dominada por las tinieblas. Nos guiará por el mejor sendero, nos aconsejará y velará por nosotros, por eso dice: “te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos.”
Sólo la Palabra de Dios debe influenciar positivamente nuestras vidas. Debemos descansar en la fuerza y la sabiduría divinas y no en las nuestras. La continua Presencia de Dios cuando oramos y meditamos en sus preceptos, nos dará el valor para enfrentarnos a lo que venga. Conocer sus promesas nos libra del temor y el desaliento porque sabemos que Jesús está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. La promesa del Señor sigue intacta: “he aquí yo estoy con vosotros todos los días” (Mateo 28:20b).
Sin Él no tendremos éxito, Él siempre nos guiará, solo debemos disponernos y no ser tercos como el mulo sin entendimiento que necesita freno y una brida para mantenerse controlado.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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