Dios es benigno

Padre Bueno, Tu bondad y misericordia me seguirán todos los días de mi vida. Tú eres perfectamente bueno, y puedo decir como el salmista: “Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; no hay para mí bien fuera de ti” y no quitarás el bien a los que andan en integridad. Amen

“Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia”, Salmo 107:1
“¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!”, Salmo 31:19

Las evidencias de la benignidad de Dios están en todas partes. Es “su benignidad” la que nos guía al arrepentimiento, es lo que hizo posible que el hombre caído pudiera ser restaurado al favor divino. La paciencia y la bondad de Dios confirman las palabras del salmista: “Bueno es Jehová para con todos” y aunque no seamos dignos de ella, El hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos.
Dios, por naturaleza, es bueno, la Biblia dice: «Gustad y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en Él.» La bondad de Dios es evidente en toda su creación, Génesis dice: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera».
Su bondad nos asegura que el propósito de Dios para nosotros es bueno. Así como los padres desean cosas buenas para sus hijos, nuestro Padre Celestial desea lo bueno para nosotros. Santiago dice: «Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación» Sin embargo, Dios puede utilizar las dificultades para bien, como dice la Biblia: «Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados».
Esto nos da seguridad y ánimo. Podemos depender de la bondad inmutable de Dios pues su misericordia es continua. Su carácter no cambia y nosotros podemos estar seguros de que Él nos proporcionará cosas buenas según su plan perfecto. Por Su bondad se nos ha dado la oportunidad de escuchar su palabra y recibir la vida eterna al aceptar a Jesucristo como nuestro Salvador. Todo lo que Dios hace es para nuestro bien.
Hermano abrace la bondad de Dios en su corazón y verá cambios trascendentales en su vida.