Dios de promesas
2016-02-12
1. Oración inicial
Amado Señor enséñame a vivir por fe, entendiendo que no es el tamaño de mi fe lo que mueve tu poder, sino el saber que tú eres un Dios grande y poderoso para cumplir lo que has prometido. Amén
2. Lee la palabra de Dios
» (como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen. El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido».
3. Reflexiona
Abraham fue un hombre que vivió por fe. ¿Qué significa para usted vivir por fe? Muchos dudan de su fe y piensan que no son agradables delante de Dios, al leer declaraciones como “Sin fe es imposible agradar a Dios”. Para entender tenemos que saber que la FE NO ES UN SENTIMIENTO, ya que si fuera así, sería una emoción sujeta a lo que estamos pensando. Y las emociones son fluctuantes. La fe no debe depender de nuestros estados de ánimo.
Fe no es UN ASUNTO DE INTELECTO, aunque hay ciertamente un aspecto intelectual en la fe, cuando se necesita información verdadera para poder ejercerla, la fe va más allá de un mero conocimiento. La fe implica una decisión de la voluntad para actuar basados en lo que nuestra mente cree. La fe siempre responde a la Verdad con Acción.
La fe NO ES UN PODER PARA MANIPULAR A DIOS. En la fe verdadera Dios es siempre el de la iniciativa y el hombre es el que responde a ella. Dios nos dice en su Palabra que algo es verdad o hace una promesa y nosotros actuamos basados en ello. No hay poder en la fe misma, el valor se halla solamente en su objeto, EL PODER ES DIOS. La fe conecta el poder de Dios a nosotros, no es que tengamos una fe grande sino un Dios grande que no está lejos sino cerca para bendecirnos.
La fe es un fruto del Espíritu Santo que nos da el convencimiento de que Dios es poderoso para hacer todo lo que ha prometido. Una vida de fe, es nuestro amor por Dios, que resulta en dependencia de Dios y en obediencia a Él. Sigamos el Ejemplo de Abraham que creyó en esperanza contra esperanza, porque estaba convencido, que el Dios en quien había creído, cumpliría su promesa.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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