Dios de pactos

Señor perdóname por ser de dura cerviz. Quiero renovar mi pacto contigo, por eso te pido que perdones mis iniquidades y mi pecado. Cúbreme con la sangre preciosa de tu Hijo Jesucristo y vuélve a mi tu rostro. Que tu presencia resplandezca en mi vida hasta el fin de los siglos. Amén.

«Entonces Moisés, apresurándose, bajó la cabeza hacia el suelo y adoró.
9 Y dijo: Si ahora, Señor, he hallado gracia en tus ojos, vaya ahora el Señor en medio de nosotros; porque es un pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por tu heredad.
10 Y él contestó: He aquí, yo hago pacto delante de todo tu pueblo; haré maravillas que no han sido hechas en toda la tierra, ni en nación alguna, y verá todo el pueblo en medio del cual estás tú, la obra de Jehová; porque será cosa tremenda la que yo haré contigo.»

Dios Padre pide a Moisés subir al monte Sinaí para reescribir en las tablas de piedra lo que había sido quebrado (éxodo 34:1) y cuando Dios se manifiesta a Moisés renueva el pacto con el pueblo de Israel. El mismo pacto que fue sellado con la sangre del Cordero, su Hijo amado, quien fue demolido por nuestros pecados.
Lo grandioso es que Su parte ya fue cumplida y es tanto Su amor para con nosotros que además de redimirnos del pecado hoy nos promete que hará maravillas en nuestras vidas, que no han sido hechas en TODA la tierra ni en nación alguna, que si trabajamos para Él será cosa TREMENDA la que hará con nosotros, algo sorprendente, algo que dejará a todos anonadados si y solo si somos íntegros y cumplimos con sus mandatos. No nos dejemos robar la bendición, esa que Satanás quiere arrancarnos de nuestras manos, no nos desanimemos si vemos todo color de hormiga pues detrás de los problemas hay grandes soluciones y grandes victorias. Permitamos a Dios hacer cosas tremendas en nuestras vidas y confiemos en Él.