Despojarnos
2025-04-21

1. Oración inicial
«Padre, que por tu Espíritu en mi corazón, hagas de mí esa persona mansa y humilde que tú quieres que yo sea; que sea yo menguando y Jesucristo creciendo en mi vida, que toda confianza o seguridad en mis logros, capacidades o talentos sea totalmente despojada y desarraigada de mi corazón, y que por el contrario, en todo momento y actividad dependa de ti y del poder de tu Santo Espíritu en mí, pues tuya es la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos, amén.»

2. Lee la palabra de Dios
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” Filipenses 2:5-11

3. Reflexiona
La palabra de Dios en la cita bíblica del día nos está llamando a que en nosotros haya el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que, se despojó a sí mismo; despojarnos es entonces el principal llamado. Jesús, en su caso, se despojó de su divinidad, de su gloria, de su poder y todo atributo divino para venir a la tierra en condición de hombre y también de siervo, el cual, como continúa el texto, se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz.
En nuestro caso, a lo que nos invita Dios, es a que nos despojemos de todo aquello que en nuestra humanidad podamos considerar valioso y que de alguna manera nos proporcione confianza o seguridad de nosotros mismos en nuestra obediencia al Señor; el apóstol Pablo lo manifiesta de la siguiente manera en Filipenses 3:4-7 “Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo.”
Entonces, el llamado del Señor es a que estimemos como pérdida cualquier logro, título u obra buena que hasta ahora en servicio a Él hayamos podido realizar, de manera que nuestra confianza y seguridad no esté en eso y menos en nuestros propios esfuerzos, sino que realmente y como nos lo menciona el Señor Jesús en Mateo 5:3 “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” Un completo sentir de pobreza y humildad de espíritu es lo que el Señor quiere de nosotros, una total dependencia de Él y de su Espíritu en todo momento, para que en su sabiduría y poder continuemos en este maravilloso caminar de obediencia y servicio a Él; “Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.” Mateo 23:12.

4. Alaba a Dios

5. Comparte
Escúchanos en Spotify
Puedes compartir este devocional en Facebook, Whatsapp, Twitter y LinkedIn