Depresión y ansiedad
2022-03-27
1. Oración inicial
«Padre amado, en tu presencia hay alivio para mis tribulaciones pues cuando no le hallo sentido a mi vida miro a la cruz y encuentro que Jesús sufrió para darme libertad, propósito y vida abundante, por esta razón quiero que me quites toda depresión, que me sanes porque quiero vivir una vida plena para servirte a ti y a los demás. En el nombre de Jesús. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres. Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come. Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse” 1 Reyes 19:4-6
“que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos” 2 Corintios 4:8-10
3. Reflexiona
Siendo Elias un profeta de Dios, experimentó angustia y deseó morirse, lo cual puede ser una señal de una profunda depresión, derivada de no hallarle sentido a lo que estaba sucediendo, pues después de haber sido usado por Dios para descubrir a los falsos profetas y de derrotarlos, es amenazado de muerte por Jezabel, lo que lo lleva a tener temor, soledad y sentirse derrotado, pues huye al desierto y termina muy triste, tanto que pedía que Dios le quitara la vida. (1 Reyes 18:36-40, 1 Reyes 19:1-4).
Sin embargo allí en medio de su angustia, Dios lo sustenta, le da de comer y el profeta recupera las fuerzas y busca acercarse más a Dios, a su presencia y por esto va al monte Horeb donde Dios se le revela, lo levanta y le da una nueva misión (1 Reyes 19:14-18). Esta misma montaña donde Moisés recibió su comisión cuando se le apareció el Ángel del Señor en una llama de fuego en medio de una zarza (Éxodo 3:1-2); y también el mismo monte donde hizo brotar agua de la roca (Éxodo 17:6).
A este monte, pero ahora espiritual, nosotros necesitamos subir a buscar la presencia de Dios, como dice la Escritura: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16). Y, ¿cómo se llega a este monte, dónde está ubicado? Todo el que ha creído en Cristo puede acercarse a la Roca viva, por medio de la oración, donde se encuentra agua abundante de gracia y oportuno consuelo para nuestras aflicciones y tristezas, (1 Pedro 2:4).
Él, Jesucristo, sufrió la tristeza más profunda en el momento de su muerte, para que nosotros ahora disfrutemos de su paz, por eso dice la escritura que “el castigo de nuestra paz fue sobre él” (Isaías 53:5). Entre más profunda es nuestra tristeza, más profunda debe ser nuestra oración y confianza dirigida a Él, pues no tenemos un sumo sacerdote que no pueda entendernos y compadecerse de nosotros, sino uno que sufrió y que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado (Hebreos 4:15)
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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