Decídete por Cristo
2018-12-21
1. Oración inicial
Señor Jesucristo gracias por haberme rescatado de mi vana manera de vivir, ayúdame a no satisfacer los deseos de mi carne que me conducen a frustración y muerte, sino que me ocupe de vivir en el Espíritu, con una comunión verdadera y continua contigo para poder experimentar la vida abundante, tu gozo y tu paz. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
«Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe», Efesios 2:4-9
3. Reflexiona
La vida sin Cristo es incierta, porque se vive en pecados y transgresiones, aquí la palabra pecado es “hamartía”, una palabra de caza que significa errar en el blanco. El pecado es el fracaso en el intento de alcanzar una meta en la vida, esto sucede porque tenemos una concepción errada de lo que es el pecado. Para la mayoría de las personas pecado es solamente robar, matar, mentir, adulterar, etc., pero esas realmente son consecuencias del pecado. La Biblia describe el pecado como estar “separados de Dios”, sin tener en cuenta al Señor para ningún asunto de nuestra vida; no tener una relación de comunión con nuestro Creador. Eso es el pecado que nos lleva a actuar solo como creemos y pensamos.
Transgresión viene del griego “paróptóma” que significa resbalón o caída. Se usa para una persona que se equivoca en el camino y que cada vez se aleja más de lo que era su destino; una persona que transita por caminos peligrosos cada vez más lejos de la verdad. La pregunta es ¿Estamos caminando por el camino correcto, el que nos lleva a alcanzar la meta? O estamos caminando muertos en vida como Pablo describe a aquellos que están sin Cristo alejados de la vida de Dios.
El efecto del pecado es mortal, el pecado mata la inocencia, que una vez perdida no se puede recuperar. El pecado mata los ideales, cuando ya lo hemos hecho tantas veces que ya no sentimos remordimiento y cada pecado hace más fácil el siguiente y nos lleva a perder el propósito de vivir. El pecado mata también la voluntad cuando nos entregamos a un placer que no podemos evitar, porque una vez que algo se convierte en hábito crea la necesidad y cuando permitimos que nos domine un hábito nos volvemos esclavos de él.
Necesitamos que el Espíritu de Dios nos ayude en nuestra debilidad y renueve nuestra mente para poder batallar con nuestra carne. Sabemos que Dios perdona nuestro pecado, pero también entendemos que sus efectos nocivos permanecen y quedan cicatrices difíciles de borrar.
Cuando vivimos la vida de acuerdo con los valores de este mundo y no renovando nuestro entendimiento con el conocimiento de Cristo a través de su Palabra será difícil ser libre. El Señor dice en Juan 8:32 “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. La Verdad es Cristo y lo asevera en Juan 14:6 dice: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. El destino de todo ser humano es retornar a Dios.
Decidámonos por Cristo, si queremos vida debemos vivir como dice Romanos 8:6 “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”. El Espíritu Santo es el único que puede regenerarnos, no es por nuestros propios esfuerzos sino por su poder que nos ayuda a vivir nuestra nueva naturaleza espiritual cuando dependemos de Él, busquemos estar siempre en comunión con Dios.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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