¿De qué disponemos para ayudar?
2018-07-25
1. Oración inicial
Señor Jesús gracias por este ejemplo de amor, lléname de compasión y generosidad para ayudar a mi prójimo necesitado. Quita mi egoísmo e indiferencia ante tanta necesidad social. Permíteme no sólo llevar el mensaje de salvación sino dar a otros de lo que me has dado para suplir otras necesidades. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“En aquellos días, como había una gran multitud, y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos, y les dijo: Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y si los enviare en ayunas a sus casas, se desmayarán en el camino, pues algunos de ellos han venido de lejos. Sus discípulos le respondieron: ¿De dónde podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto? Él les preguntó: ¿Cuántos panes tenéis? Ellos dijeron: Siete. Entonces mandó a la multitud que se recostase en tierra; y tomando los siete panes, habiendo dado gracias, los partió, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; y los pusieron delante de la multitud. Tenían también unos pocos pececillos; y los bendijo, y mandó que también los pusiesen delante. Y comieron, y se saciaron; y recogieron de los pedazos que habían sobrado, siete canastas”, Marcos 8:1-10
3. Reflexiona
En este pasaje hay dos realidades que debemos destacar y que se conectan de alguna manera. Lo primero es la compasión de Jesús. Una vez más el Señor se conmueve ante las necesidades de las personas, compasión acompañada de consideración al recordar que llevaban tres días lejos de sus casas y habían recorrido largas distancias para estar con Él. Jesús se fijaba en estos detalles que quizás parecen insignificantes, no sólo vio sus almas necesitadas sino sus cuerpos cansados y quiso ayudar. Les llevó su mensaje de amor y redención, pero también les suplió su necesidad física y obró un milagro para que pudieran comer y recobrar fuerzas.
Lo segundo es el desafío que implica ayudar a otros. Desafortunadamente las personas nos hemos vuelto insensibles ante la necesidad del prójimo y nos cuesta ayudar. Somos indiferentes y nos falta compasión y piedad con los demás. Somos egoístas porque esto implica sacrificio, entrega y caminar la milla extra por otro. Cuando Jesús quiso darles algo de comer, sus discípulos reaccionaron mostrando sólo dificultades para hacerlo, estaban en un desierto y lejos de un lugar donde pudieran hallar comida. Entonces les hizo esta pregunta: ¿Cuántos panes tenéis? De otra manera: ¿De qué disponen ustedes para poder ayudar? Lo que quiso decir realmente es que no pasemos la responsabilidad de ayudar a otro, si tenemos con qué hacerlo. Es lo mismo que dice Proverbios 3:27-28 “No te niegues a hacer el bien a quien es debido, cuando tuvieres poder para hacerlo. No digas a tu prójimo: Anda, y vuelve, Y mañana te daré, cuando tienes contigo qué darle”.
No importa que difícil sea la circunstancia, nos es posible ayudar. Dios nos ha dotado de habilidades, recursos y tiempo para que ejercitemos el dar. Recordemos que es Dios quien bendice al dador alegre. Nunca esperemos que todas las circunstancias sean ideales para poder ayudar, hagámoslo y aprendamos de Jesús a ser compasivos y misericordiosos.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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