De perseguidor a perseguido. Parte 1
2020-08-10
1. Oración inicial
«Padre, cuán alejado estaba de ti, pero tú abriste el camino por medio de Cristo, para que mi vida fuera rescatada y para tener una relación real e íntima contigo.
Fortaléceme Señor para que cada día pueda crecer en el amor y conocimiento de Cristo y llevar con toda diligencia tu mensaje a otros. Amén»
2. Lee la palabra de Dios
“y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo.”, Hechos 7:56-58
3. Reflexiona
Pablo, antes de su conversión, desde su juventud, persiguió desmedidamente y con gran violencia a los seguidores de Cristo. Los encerraba en cárceles, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; dio su voto en contra de ellos cuando los condenaban a muerte (Hechos 26:10-11).
Muchos, así mismo, desde nuestra juventud, hemos perseguido al Señor, porque el que no está con Él, está en su contra (Mateo 12:30); no hay un bando intermedio, ya que nuestros pecados nos han causado daño a nosotros mismos y a aquellos por quien también el Señor dio su vida en la cruz.
Perseguimos al Señor, por ignorar la verdad, pero también cuando somos piedra de tropiezo para que otros conozcan la buena noticia de salvación por medio de la fe en Cristo, ya que dejamos de hacer la tarea que se nos encomendó; de una manera pasiva o activa, perjudicamos la vida de otros, cometiendo pecado de omisión.
Teniendo las riquezas de su gloria y amor, no las compartimos, ni vivimos conforme a la gracia depositada en nosotros y al llamado que nos hace Cristo.
Así que, pidamos en oración a Dios, que por las inagotables riquezas de su gloria, seamos fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu, para que Cristo se manifieste en nosotros y comprendamos cuán ancho, largo, alto y cuán profundo es su amor, y empecemos a compartir de lo que recibimos, para pasar de perseguidores a perseguidos por causa de manifestar la verdad de Dios. (Efesios 3:16-18)
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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