De las tinieblas a la luz

Amado Señor gracias por liberarme de la potestad de las tinieblas, para vivir ahora en la luz de tu salvación, gracias por hacerme el instrumento que necesitas para redimir a esta humanidad caída. Amén.

“para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados”.
«Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios”.

Un discípulo se conoce cuando este versículo se hace realidad en la vida. Jesús nos mandó a predicar el evangelio a todo el mundo. El mundo que está en tinieblas debe ser iluminado, el mundo que yace en la iniquidad debe ser santificado y reformado.
No solo deben ser abiertos los ojos, sino que las personas deben renovar sus corazones. No basta con que vuelvan de la oscuridad a la luz, sino que tengan la concesión de una herencia en Cristo, porque reciben el don del Espíritu Santo y la vida eterna.
En la santificación el alma regenerada cede deliberadamente el derecho de gobernarse a sí misma a Jesucristo y se identifica con el interés de Dios por la humanidad perdida. Aunque el mensaje y la cruz son locura para el mundo, para nosotros es sabiduría y poder de Dios, dado a nosotros para conquistar esta tierra.
Prediquemos que Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida.